Tiempos que prueban las alma
ESTÁN por sobrecogernos tiempos que probarán las almas de
los hombres; los que son débiles en la fe no resistirán la prueba
de aquellos días de peligro. Las grandes verdades de la revelación
deben ser estudiadas cuidadosamente, porque todos necesitaremos
un conocimiento inteligente de la Palabra de Dios. El estudio de
la Biblia y la comunión diaria con Jesús nos darán nociones bien
definidas de responsabilidad personal y fuerza para subsistir el día
de prueba y tentación. Aquel cuya vida esté unida con Cristo por
vínculos ocultos será guardado por el poder de Dios mediante la fe
que salva.
Debiera reflexionarse más en las cosas de Dios, y menos en los
asuntos temporales. El cristiano profeso que ama el mundo puede
llegar a familiarizarse tanto con la Palabra de Dios como lo ha hecho
ya con los asuntos mundanales, si ejercita su mente en esa direc-
ción. “Escudriñad las Escrituras—dijo Cristo,—porque a vosotros
os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí.”
Juan 5:39
. Se requiere del cristiano que sea dili-
gente en escudriñar las Escrituras, en leer una y otra vez las verdades
de la Palabra de Dios. La ignorancia voluntaria con respecto a ellas
hace peligrar la vida cristiana y el carácter. Ciega el entendimiento y
corrompe las facultades más nobles. Esto es lo que produce confu-
sión en nuestra vida. Nuestros hermanos necesitan comprender los
oráculos de Dios; necesitan tener un conocimiento sistemático de los
principios de la verdad revelada, que los preparará para sobrellevar
aquello que está por sobrevenir en la tierra, e impedirá que sean
llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina.
Pronto han de realizarse grandes cambios en el mundo, y cada
uno necesitará un conocimiento experimental de las cosas de Dios.
La obra de Satanás consiste en descorazonar al pueblo de Dios
[102]
y pertubar su fe. Por todos los medios trata de insinuar dudas y
preguntas acerca de la posición, la fe y los planes de los hombres a
Testimonios para la Iglesia 5:273, 274 (1885)
.
94