Página 99 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Tiempos que prueban las almas
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los cuales Dios impuso una carga especial, y quienes están haciendo
con celo esa obra. Aunque resulte derrotado vez tras vez, renueva sus
ataques, obrando por medio de aquellos que profesan ser humildes y
temerosos de Dios, y que aparentemente se interesan o creen en la
verdad presente. Los defensores de la verdad esperan feroz y cruel
oposición de sus enemigos abiertos; pero dicha oposición es mucho
menos peligrosa que las dudas secretas expresadas por aquellos que
se sienten con libertad para poner en tela de juicio y censurar lo
que están haciendo los siervos de Dios. Los tales pueden parecer
hombres humildes; pero están engañados ellos mismos, y engañan a
otros. En su corazón hay envidia y malas sospechas. Menoscaban
la fe de la gente en aquellos en quienes debieran tener confianza,
en aquellos a quienes Dios eligió para hacer su obra; y cuando se
les reprende por su conducta, lo consideran como ultraje personal.
Mientras profesan hacer la obra de Dios, están en realidad ayudando
al enemigo.
* * * * *
Nada hay más necesario en la obra que los resultados prácticos
de la comunión con Dios. Debemos demostrar por nuestra vida diaria
que tenemos paz y reposo en Dios. Cuando su paz esté en el corazón
resplandecerá en el rostro. Dará a la voz un poder persuasivo. La
comunión con Dios impartirá elevación moral al carácter y a toda
la conducta. Los hombres sabrán de nosotros, como supieron de los
primeros discípulos, que hemos estado con Jesús. Esto impartirá a
las labores del ministro un poder aún mayor que el que proviene de la
influencia de su predicación. El no debe permitir verse privado de ese
poder. No debe descuidar la comunión con Dios por la oración y el
estudio de su Palabra, porque son la fuente de su fortaleza. Ninguna
obra que se haga en favor de la iglesia debe tener precedencia sobre
esto
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Testimonios para la Iglesia 6:47 (1900)
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