El dolor
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No provoquemos un dolor más intenso
¡Ah no les digáis una sola palabra que ahonde su dolor! Al que
se siente apesadumbrado por una vida de pecado, pero que no sabe
dónde encontrar alivio, presentadle al Salvador compasivo. Tomadle
de la mano, levantadle, decidle palabras de aliento y de esperan-
za. Ayudadle a asirse de la mano del Salvador.—
El Ministerio de
Curación, 125 (1905)
.
La angustia de Cristo fue mayor que el dolor físico
El dolor físico fue tan solo una pequeña parte de la agonía que
sufrió el amado Hijo de Dios. Los pecados del mundo pesaban
sobre él, así como la sensación de la ira de su Padre, mientras sufría
la penalidad de la ley transgredida. Fue esto lo que abrumó su
alma divina. Fue el hecho de que el Padre ocultara su rostro, sentir
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que su propio Padre lo había abandonado fue lo que le infundió
desesperación.
El inocente Varón que sufría en el Calvario comprendió y sintió
plena y profundamente la separación que el pecado provoca entre
Dios y el hombre. Fue oprimido por las potestades de las tinieblas.
Ni un solo rayo de luz iluminó las perspectivas del futuro para él. Y
luchó con el poder de Satanás, quien declaraba que tenía a Cristo en
su poder, que era superior en fuerza al Hijo de Dios, que el Padre
había negado a su Hijo y que ya no gozaba del favor de Dios más
que él mismo. Si gozaba aún del favor divino, ¿por qué necesitaba
morir? Dios podía salvarlo de la muerte.—
Joyas de los Testimonios
1:231 (1869)
.
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