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Mente, Carácter y Personalidad 2
Ellos serán para mí un tesoro especial; porque este pueblo a quien
yo he formado por mí mismo manifestará mi alabanza”.—
Nuestra
Elavada Vocacion, 79 (1893)
.
La fe y los sentimientos son cosas diferentes
El sentimiento y la fe son tan distintos uno del otro como lo
es el Este del Oeste. La fe no depende de los sentimientos. Hemos
de dedicarnos diariamente a Dios, y creer que Cristo comprende y
acepta el sacrificio, sin examinarnos a nosotros mismos, para ver si
tenemos ese grado de sentimientos que pensamos que debe corres-
ponder a nuestra fe. ¿No tenemos la seguridad de que nuestro Padre
celestial está más dispuesto a dar su Espíritu Santo a aquellos que
lo piden con fe de lo que los padres lo están para dar buenos dones
a sus hijos? Tenemos que avanzar como si oyéramos la respuesta
de Dios, de Aquel cuyas promesas nunca fallan, dada a la oración
enviada a su trono. Cuando hagamos esto, las nieblas y las nubes
serán disipadas, y pasaremos de las sombras de las tinieblas a la
clara luz de su presencia.—
Nuestra Elavada Vocacion, 122 (1893)
.
No es asunto de impulso
Muchos pasan largos años en las tinieblas y la duda, debido a
que no sienten como quieren. Pero el sentimiento no tiene nada que
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ver con la fe. Esa fe que obra por el amor y purifica el alma no es
cuestión de impulso. Se arriesga a salir, basada en las promesas
de Dios, creyendo firmemente que lo que él ha dicho es capaz de
realizarlo. Nuestras almas deben ser enseñadas a creer, a confiar
en la Palabra de Dios. Esa palabra declara que “el justo vivirá por
la fe” (
Romanos 1:17
), y no por el sentimiento.—
Nuestra Elavada
Vocacion, 121 (1897)
.
No podemos confiar en nuestros sentimientos
Desechemos todo lo que sea parecido a la desconfianza y a la
falta de fe en Jesús. Comencemos una vida de confianza sencilla e
infantil, no confiando en los sentimientos, sino en la fe. No deshon-
remos a Jesús dudando de sus preciosas promesas. Él quiere que