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Mente, Carácter y Personalidad 2
La mente del hombre ha ocupado el lugar que por derecho le
pertenece a Dios. No importa qué cargo desempeñe un hombre, no
importa cuán exaltada sea su posición, debe obrar como Cristo lo
haría si estuviera en su lugar. En cada aspecto de la obra que él
lleve a cabo, en sus palabras y en su carácter, debe ser semejante a
Cristo.—
Manuscrito 96, 1902
.
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Unidad sí, pero no a costa de la conformidad con el mundo
Algunos que profesan ser leales a la ley de Dios se han apartado
de la fe y han humillado a su pueblo hasta el polvo, presentándolo
como si fuera uno de los mundanos. Dios ha visto esto, y ha tomado
nota de ello. Ha llegado el tiempo cuando, no importa cuánto cueste,
debemos ocupar el puesto que Dios nos ha asignado.
Los adventistas del séptimo día debemos estar de pie ahora, se-
parados y diferentes, un pueblo al cual el Señor llama suyo. Mientras
no lo hagan, Dios no será glorificado por ellos. La verdad y el error
no pueden permanecer en sociedad. Ubiquémonos donde el Señor
nos ha dicho que debemos estar [...]. Debemos luchar por la unidad
pero no descender al nivel inferior de la conformidad con los proce-
dimientos del mundo y la unión con las iglesias populares.—
Carta
113, 1903
.
Una línea de demarcación
La Iglesia Adventista del Séptimo Día necesita una obra de re-
forma profunda y cabal. No se debe permitir que el mundo corrompa
los principios del pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Los
creyentes deben ejercer una influencia que dé testimonio del poder
de los principios celestiales. Quienes se unen con la iglesia deben
dar evidencia de un cambio de principios A menos que esto se haga,
a menos que se preserve cuidadosamente la línea de demarcación
entre la iglesia y el mundo, el resultado será la asimilación de este.
Nuestro mensaje para la iglesia y nuestras instituciones es: “arre-
pentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.
Mateo 3:2
.
Hay que atesorar los atributos del carácter de Cristo, y estos deben
ser un poder en las vidas del pueblo de Dios.—
Manuscrito 78, 1905
.