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Mente, Carácter y Personalidad 2
Maravillosa en su sencillez
¡Cuán maravillosa es la ley de Jehová en su sencillez, su am-
plitud y su perfección! En los propósitos y los fines de Dios hay
misterios que la mente finita es incapaz de comprender. Y porque no
podemos sondear los secretos de la sabiduría infinita y de su poder,
nos llenamos de reverencia frente al Altísimo.—
The Review and
Herald, 14 de septiembre de 1886
.
Perfecta armonía entre la ley y el evangelio
Hay perfecta armonía entre la ley de Dios y el evangelio de
Jesucristo. “El Padre y yo uno somos” dijo el gran Maestro. El
evangelio de Cristo es la buena nueva de su gracia, por medio de la
cual el hombre puede ser liberado de la condenación del pecado y
capacitado para obedecer la ley de Dios. El evangelio señala hacia el
código moral como regla de vida. Esa ley, mediante sus demandas
de una obediencia sin desviaciones, le muestra continuamente al
pecador el evangelio del perdón y la paz.
Dice el gran apóstol: “¿Luego por la fe invalidamos la ley? ¡De
ninguna manera! Más bien confirmamos la ley”.
Romanos 3:31
. Y
de nuevo declara que “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento
santo, justo y bueno”.
Romanos 7:12
. Establecer amor supremo a
Dios y un amor igual a nuestros semejantes es indispensable, a la
vez, para la gloria de Dios y la felicidad de los humanos.—
The
Review and Herald, 27 de septiembre de 1881
.
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Una regla completa para la vida
Dios le ha dado al hombre en su ley una regla completa para
la vida. Si obedece, vivirá por ello, mediante los méritos de Cristo.
Si la transgrede, ella tiene poder para condenar. La ley orienta a
los hombres a Cristo, y Cristo les señala la ley.—
Nuestra Elavada
Vocacion, 140 (1885)
.
Amplia en sus requerimientos
La ley de Dios, tal como se presenta en las Escrituras, es amplia
en sus requerimientos. Cada principio es santo, justo y bueno. Ella
impone a los hombres obligaciones frente a Dios. Alcanza hasta los
pensamientos y sentimientos, y producirá una convicción de pecado