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Mente, Carácter y Personalidad 2
y buenos. Los hombres han asumido la responsabilidad de erigir
una norma en armonía con sus propias ideas, y de esa forma se ha
deshonrado la ley de Dios. Por eso la iniquidad es tan grande, y se
ha difundido tanto. Por eso nuestros días están asemejándose a los
de Noé y Lot.—
The Review and Herald, 2 de mayo de 1893
.
Relación entre la ley moral y las leyes físicas
Hay una íntima relación entre la ley moral y las leyes que Dios
ha establecido en el mundo físico. Si los hombres fueran obedientes
a la ley de Dios, y pusieran en práctica en sus vidas los principios de
sus diez preceptos, las normas de justicia que enseñan serían una sal-
vaguardia contra los malos hábitos. Pero como por la complacencia
del apetito pervertido su virtud ha declinado, se han debilitado como
consecuencia de sus propias costumbres inmorales y la violación de
las leyes físicas.
El sufrimiento y la angustia que vemos por todas partes, la de-
formidad, la decrepitud, la enfermedad y la imbecilidad que inundan
ahora el mundo, hacen de él un lazareto en comparación con lo que
podría haber sido, inclusive ahora, si se obedeciera la ley moral que
Dios ha implantado en nuestro ser. Por su persistente violación de
estas leyes, el ser humano ha agravado muchísimo los males resul-
tantes de la transgresión del Edén.—
The Review and Herald, 11 de
febrero de 1902
.
La ley de la administración divina
El cristiano debe ser de beneficio para los demás. De ese modo,
él también recibe beneficio. “El que sacie a otros, también él será
saciado”.
Proverbios 11:25
. Esta ley es la ley de la administración di-
vina, una ley por medio de la cual Dios determina que se mantengan
las corrientes de la beneficencia, así como las aguas del gran abismo,
en constante circulación, regresan perpetuamente a su fuente. En
el cumplimiento de esta ley se encuentra el poder de las misiones
cristianas.—
Testimonies for the Church 7:170 (1902)
.
Leyes que gobiernan la naturaleza física
En la providencia de Dios, las leyes que gobiernan nuestra natu-
raleza física, con las sanciones que resultan de su violación, se han