El rechazo
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lado. Recuerde entonces las pesadas responsabilidades que han sido
puestas sobre aquel que usted piensa que no ha cumplido su deber.
Recuerde que puede resultarle imposible acceder a su pedido. Tal
vez sea un gran error concedérselo.—
Carta 169, 1904
.
El señor está de parte de sus mensajeros
El Señor quisiera que toda inteligencia humana que esté a su
servicio se abstenga de acusaciones graves y de injurias. Se nos ha
instruido que avancemos con sabiduría hacia los que están afuera.
[277]
Dejen en manos de Dios la tarea de condenar y juzgar. Cristo nos
invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para
vuestras almas”.
Mateo 11:28, 29
.
Todos los que acepten esta invitación se pondrán en el yugo
juntamente con Cristo. Debemos manifestar en todo momento y
lugar la mansedumbre y la humildad de Jesús. Entonces el Señor
se pondrá de parte de sus mensajeros y hará de ellos sus voceros,
y quien sea vocero de Dios nunca pondrá en labios de los seres
humanos palabras que la Majestad del cielo no quiso pronunciar
cuando contendía con el diablo.—
Carta 38, 1894
.
No piense en las pruebas (consejo a un administrador)
No reflexione acerca de cómo se sentía cuando estaba pasando
por la prueba. Ponga a un lado esos sentimientos. Cuando usted
toma la senda de la crítica y de la diatriba, se pone cada vez más
áspero y más inclinado a criticar. Deténgase antes de comenzar. No
le ceda al enemigo ni un centímetro de terreno.—
Carta 169, 1902
.
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