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Las dudas
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fomente. Nadie puede robustecer su fe sin un esfuerzo determinado.
La incredulidad también se robustece a medida que se la estimula;
y si los hombres, en lugar de meditar en las evidencias que Dios
les ha dado para sostener su fe, se permiten ponerlo todo en tela de
juicio y entregarse a cavilaciones, verán confirmarse más y más sus
dudas.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 582 (1888)
.
El peso de la evidencia
Los que desean dudar, tendrán abundante ocasión para ello. Dios
no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. Él da
evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente
humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir
por el peso de la evidencia. Dios da suficiente evidencia para que
el espíritu sincero pueda creer; pero el que se aparta del peso de
la evidencia porque hay unas pocas cosas que su entendimiento
finito no puede aclarar, será dejado en la atmósfera fría y helada
de la incredulidad y de la duda, y perderá su fe.—
Joyas de los
Testimonios 2:290 (1889)
.
No confíe en los sentimientos (consejo a alguien que dudaba)
El gran plan misericordioso consiste desde el principio del tiem-
po en que cada alma afligida confíe en el amor de Dios. Su seguridad
en este momento, cuando su mente está torturada por la duda, se
basa en el hecho de que no debe confiar en sus sentimientos sino
en el Dios viviente. Todo lo que el Señor le pide es que ponga su
confianza en él, reconociéndolo como su fiel Salvador, que lo ama
y le ha perdonado todos sus errores y equivocaciones.—
Carta 299,
1904
.
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Ningún pensamiento de duda debe ver la luz del día
Velen tan fielmente como lo hizo Abraham para que los cuervos
o las aves de presa no se posen sobre sus sacrificios u ofrendas a
Dios. Hay que cuidar cada pensamiento de duda, de tal modo que
no salga a la luz del día por haberlo expresado. La luz siempre se
aleja de las palabras que honran a los poderes de las tinieblas. La