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Una terapia mental segura
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exigen una seria y solemne reflexión. Debemos espaciarnos en el
carácter de nuestro querido Redentor e Intercesor. Debemos procu-
rar comprender el significado del plan de salvación y meditar en la
misión de Aquel que vino para salvar a su pueblo de sus pecados.
Nuestra fe y amor se fortalecerán mediante la contemplación
de los temas celestiales. Nuestras oraciones serán más aceptables
a Dios porque estarán más mezcladas con fe y amor. Serán más
inteligentes y fervorosas. Habrá una confianza más constante en
Jesús, y tendremos una experiencia diaria y viva de la voluntad y el
poder de Cristo para salvar a todos los que acuden a Dios por medio
de él.—
MeM 115 (1888)
.
Las almas se fortalecen mediante el contacto con el infinito
Debemos ver a Dios en la naturaleza y estudiar su carácter en las
obras de sus manos. La mente se fortalece al conocer a Dios, al leer
sus atributos en las cosas que ha hecho. A medida que contempla-
mos su belleza y su grandeza en las obras de la naturaleza, nuestros
afectos se orientan hacia Dios; y aunque nuestras almas se llenan
de reverencia y nuestros espíritus se subyugan, adquieren vigor al
ponerse en contacto con el Infinito por medio de sus maravillosas
obras. La comunión con Dios mediante la oración humilde desa-
rrolla y fortalece las facultades mentales y morales, y los poderes
espirituales aumentan cuando dedicamos nuestros pensamientos a
cosas espirituales.—
The Youth’s Instructor, 13 de julio de julio de
1893
.
Guardemos las avenidas del alma
El apóstol procuró enseñar a los creyentes cuán importante es
impedir que la mente divague en asuntos prohibidos o gaste energías
en cosas triviales. Los que no quieran ser víctimas de las trampas
de Satanás, deben guardar bien las avenidas del alma; deben evitar
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leer, mirar y oír lo que podría sugerir pensamientos impuros. No se
debe permitir que la mente se espacie al azar en cualquier tema que
sugiera el enemigo de nuestras almas.