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Mente, Carácter y Personalidad 2
Cómo decir las cosas “con claridad”
Se me ha capacitado para decir con toda claridad las cosas a
los que se hallaban confundidos. No me atreví a hacer otra cosa
que decirles la verdad, porque se me había dado un mensaje para
ellos.—
Carta 271, 1903
.
Tratemos con las mentes como lo hizo Cristo
Aprendan a tratar con las mentes así como Cristo lo hizo. A veces
hay que hablar en forma dura, pero asegúrense de que el Espíritu
Santo de Dios mora en su corazón antes de pronunciar la verdad
cortante; después de eso dejen que se abra paso cortando. No son
ustedes los que deben cortar.—
Mensajes Selectos 2:425 (1894)
.
Necesidades emocionales de los enfermos
La amabilidad y el tacto serán muchas veces de mayor beneficio
para el enfermo que el tratamiento más hábil administrado con
frialdad e indiferencia. Gran daño hace el médico al enfermo cuando
se le acerca con indiferencia y lo mira con poco interés, manifestando
con palabras u obras que el caso no requiere mucha atención, y
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después lo deja entregado a sus cavilaciones. La duda y el desaliento
ocasionados por su indiferencia contrarrestarán muchas veces el
buen efecto de las medicinas que haya recetado.—
El Ministerio de
Curación, 188 (1905)
.
Una mano amable, no reproches
Si vemos a alguien cuyas palabras y actitudes ponen de mani-
fiesto que se ha separado de Dios, no lo acusemos. Nuestra obra
no consiste en condenarlo sino en acercarnos a él para ayudarlo.
La parábola de la oveja perdida debe ser un lema en cada casa. El
divino Pastor deja a las noventa y nueve, y se va al desierto a buscar
a la que se ha perdido.
Hay espinas, pantanos y peligrosas hendeduras en las rocas, y el
Pastor sabe que si la oveja ha caído en alguno de esos lugares, una
mano amiga tiene que sacarla de allí. Cuando encuentra a la perdida,
no la cubre de reproches. Se alegra de haberla encontrado viva.