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Mente, Carácter y Personalidad 2
No esperen demasiado
Los ministros deberían tener cuidado de no esperar demasiado
de gente que todavía anda a tientas en las tinieblas del error [...].
Deberían ser pacientes y sabios al tratar con las mentes, y recordar
cuán diversas son las circunstancias que han contribuido a desarro-
llar esos diferentes rasgos en los individuos.—
Testimonies for the
Church 4:262 (1876)
.
Atmósfera de paz
La primerísima obra que tienen que hacer, mis hermanos, es ase-
gurarse de que la bendición de Dios está en sus corazones. Entonces
lleven esa bendición a sus hogares, dejen a un lado la crítica, venzan
sus modales exigentes, y dejen que prevalezca una actitud de alegría
y amabilidad. Así, llevarán a la oficina la atmósfera del hogar, y la
paz del cielo envolverá sus almas. Doquiera reina el amor de Jesús,
hay piadosa ternura y consideración por los demás. La más preciosa
tarea a la que pueden dedicarse mis hermanos es la de cultivar un
carácter semejante al de Cristo.—
Testimonies for the Church 5:558,
559 (1889)
.
Conduzcámoslos a la fuente de agua viva
El que trate de aplacar su sed en las fuentes de este mundo, bebe
solamente para tener sed otra vez. Por todas partes, hay hombres que
no están satisfechos. Anhelan algo que supla la necesidad del alma.
Un solo Ser puede satisfacer esta necesidad y dar al mundo lo que
necesita: “el Deseado de todas las gentes”, Cristo. La gracia divina,
que él solo puede impartir, es como agua viva que purifica, refrigera
y vigoriza al alma.—
El Deseado de Todas las Gentes, 157 (1898)
.
Comprendamos el punto de vista del mundo
Un juicio iluminado nos obliga a reconocer que las cosas celes-
tiales son superiores a las de la tierra, y sin embargo el depravado
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corazón del hombre lo induce a darle prioridad a las cosas de este
mundo. A las verdades de la Sagrada Escritura les son mezcladas