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Mente, Carácter y Personalidad 2
totalmente de los pensamientos de otro, y no va más allá de la
aceptación de sus planes, ve solamente por medio de los ojos de
ese hombre, y en ese sentido es solo un eco del otro. Dios trata
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con los hombres como seres responsables. Obrará por medio de
su Espíritu en la mente que ha puesto en el hombre, si este está
dispuesto a darle la oportunidad de hacerlo y lo reconoce en sus
actividades. Ha establecido que cada cual emplee por sí mismo su
mente y su conciencia. No es su intención que alguien se convierta
en la sombra de otro, para expresar únicamente los sentimientos de
ese otro.—
Testimonies for the Church 5:724, 725 (1889)
.
Dios aprueba el desarrollo de la mente
Si la mente está santificada por el amor y el temor de Dios,
su más elevado desarrollo recibe la plena aprobación divina. Los
hombres humildes que Cristo eligió estuvieron tres años con él,
sujetos a la influencia refinadora de la Majestad del cielo. Cristo
fue el más grande educador que el mundo haya conocido.—
The
Review and Herald, 21 de junio de 1887
;
Fundamentals of Christian
Education, 47, 48
.
La mente es el origen de todas las acciones, buenas o malas
Él [Dios] preparó esta habitación viva que es la mente; fue ma-
ravillosamente “entretejida”; es un templo que el Señor mismo creó
para que fuera la morada de su Santo Espíritu. La mente controla al
ser humano en su totalidad. Todas nuestras acciones, buenas o malas,
tienen su origen en ella. Es la mente la que adora a Dios y se une con
los seres celestiales. No obstante, muchos se pasan la vida sin llegar
a conocer el [...] [estuche] que contiene este tesoro.—
La Educación,
33, 11 de mayo de 1896
;
Fundamentals of Christian Education, 426
.
El poder que edifica el reino de Dios
El intelecto, ennoblecido, purificado, dirigido por el cielo, es el
poder universal que edifica el reino de Dios. El intelecto pervertido
tiene exactamente la influencia opuesta; es una corrupción de ese
poder humano que se nos confió para multiplicarlo mediante labor
fervorosa en favor del bien. Engaña y destruye.