La mente y la salud
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su tarea y producir una reacción después del baño.—
Testimonies for
the Church 3:69, 70 (1872)
.
Frutos de una mente descuidada y soñolienta (consejo a una
joven)
Usted tiene una imaginación enfermiza. Se ha creído enferma,
pero eso ha sido más imaginación que realidad. No ha sido sincera
consigo misma [...]. Daba la impresión de una persona sin espina
dorsal. Se sostenía medio apoyándose en los demás, postura inade-
cuada para una dama que está en presencia de otras personas. Si
solamente lo hubiera pensado, habría caminado tan bien, y se habría
sentado tan erecta como muchos otros.
La condición de su mente la lleva a la indolencia y a temer
el ejercicio, en circunstancias en que este sería el mejor remedio
para su recuperación. Nunca se sanará, a menos que deponga esa
condición descuidada y soñolienta de su mente, y se levante para
hacer algo, para trabajar mientras el día dura. Haga algo, mientras
imagina y traza planes. Aparte su mente de los proyectos románticos,
del enfermizo sentimentalismo amoroso, que no eleva, sino que solo
degrada. No solamente usted resulta afectada; otros reciben daño
mediante su ejemplo y su influencia.—
Testimonies for the Church
2:248, 249 (1869)
.
Salud sacrificada en aras de los sentimientos (consejo a una
mujer de voluntad fuerte)
Querida ______________, usted tiene una imaginación enfer-
miza; y deshonra a Dios al permitir que sus sentimientos controlen
completamente su razón y su juicio. Tiene una voluntad decidida, y
como consecuencia la mente reacciona sobre el cuerpo, desequilibra
la circulación y congestiona ciertos órganos. Usted está sacrificando
su salud en aras de sus sentimientos.—
Testimonies for the Church
5:310 (1873)
.
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