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La mente y la salud espiritual
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moral. Se debe considerar que la salud del cuerpo es esencial para el
avance en el crecimiento en la gracia, y hasta del temperamento.—
Manuscrito 113, 1898
.
Las buenas obras promueven la salud
Las buenas acciones son una doble bendición, pues aprovechan
al que las hace y al que recibe sus beneficios. La conciencia de haber
hecho el bien es una de las mejores medicinas para las mentes y
los cuerpos enfermos. Cuando el espíritu goza de libertad y dicha
por el sentimiento del deber cumplido y por haber proporcionado
felicidad a otros, la influencia alegre y reconstituyente que de ello
resulta infunde vida nueva al ser entero.—
El Ministerio de Curación,
199 (1905)
.
La piedad está en armonía con las leyes de la salud
Los que andan por la senda de la sabiduría y la santidad des-
cubren que “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de
esta vida presente y de la venidera”.
1 Timoteo 4:8
. Están vivos
para disfrutar de los placeres de la vida verdadera y no se sienten
perturbados por los vanos pesares provocados por las horas malgas-
tadas, como ocurre tan a menudo con los mundanos cuando no se
están divirtiendo con algún entretenimiento excitante. La piedad no
está en conflicto con las leyes de la salud, sino que está en armo-
nía con ellas. El temor del Señor es el fundamento de la verdadera
prosperidad.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 14 (1890)
;
Counsels on Health, 29
.
Una lucha constante contra las fantasías nocivas de la mente
Todo aquel que desee participar de la naturaleza divina debe
apreciar el hecho de que tiene que huir de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia. Debe haber constante y
fervorosa lucha del alma contra las fantasías nocivas de la mente.
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Debe haber una permanente resistencia a la tentación tanto en pen-
samiento como en acción. El alma debe mantenerse libre de toda
mancha, por la fe en el que es capaz de guardarla sin caída.