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Mente, Cáracter y Personalidad 2
La proximidad de Cristo produce unidad
—Lo que causa di-
visión y discordia en las familias y en la iglesia es la separación
de Cristo. Acercarse a Cristo es acercarse unos a otros. El secreto
de la verdadera unidad en la iglesia y en la familia no estriba en la
diplomacia ni en la administración, ni en un esfuerzo sobrehumano
para vencer las dificultades—aunque habrá que hacer mucho de
esto—sino en la unión con Cristo.
Representémonos un círculo grande desde el cual parten muchas
rayas hacia el centro. Cuanto más se acercan estas rayas al centro,
tanto más cerca están una de la otra.
Así sucede en la vida cristiana. Cuanto más nos acerquemos a
Cristo tanto más cerca estaremos uno del otro. Dios queda glorifi-
cado cuando su pueblo se une en una acción armónica.—
El hogar
adventista, 158 (1894)
.
La armonía entre los padres es esencial
—Debe haber com-
pleta confianza entre los esposos. Ambos deben hacer frente a sus
responsabilidades. Juntos deben trabajar por el mayor bien de sus
hijos. Jamás deben, en presencia de éstos, criticar uno los planes
del otro ni poner en tela de juicio el criterio del otro. Procure cui-
dadosamente la esposa no dificultarle al marido la obra que hace
por los hijos. Sostenga el marido, por su parte, las manos de su
esposa, dándole prudente consejo y amoroso aliento.—
El Ministerio
de Curación, 305 (1905)
.
Sin diferencias
—Si ambos padres están en desacuerdo, y uno
de ellos procura contrarrestar la influencia del otro, la familia se
desmoralizará, y ni el padre ni la madre serán objeto del respeto y la
confianza que son esenciales para una familia bien gobernada... Los
niños disciernen prestamente cualquier cosa que inspire desprecio
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por los reglamentos de una casa, especialmente los que restriñen sus
acciones.—
El hogar adventista, 281 (1894)
.
Conducción positiva del hogar
—No tenéis derecho a ensom-
brecer la felicidad de vuestros hijos mediante la crítica o una severa
censura por faltas insignificantes. Los verdaderos errores debieran
ser presentados tan pecaminosos como realmente son, y debiera
seguirse una conducta firme y decidida para evitar que reaparezcan.
Sin embargo, no debe dejarse a los hijos en un estado falto de espe-
ranza, sino con cierto grado de ánimo para que puedan mejorar y
ganar vuestra confianza y aprobación. Los hijos quizá deseen hacer