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Mente, Cáracter y Personalidad 2
eso requiere fuerza de voluntad para contrarrestar una conducta
equivocada. Todo esto debe ser parte de la educación que recibimos
en la escuela, porque somos propiedad de Dios. El sagrado templo de
nuestro cuerpo debe mantenerse puro y sin contaminación, para que
el Espíritu Santo de Dios more en él.—
Nuestra Elavada Vocacion,
267 (1897)
.
[538]
Cada explosión de ira da su fruto
—Ha surgido gente sin domi-
nio propio; no han puesto freno a su genio ni a su lengua; y algunos
de los tales pretenden ser seguidores de Cristo, pero no lo son. Jesús
no les dio tal ejemplo... Son irrazonables y no es fácil persuadirlos o
convencerlos. No están sanos; momentáneamente Satanás los domi-
na en forma plena. Cada una de estas manifestaciones de ira debilita
el sistema nervioso y las facultades morales, y hace más difícil el
dominio de la pasión frente a otra provocación.—
HHD 144 (1886)
.
Intoxicado con la ira
—¡Cómo se regocija Satanás cuando se
le permite hacer que el alma se ponga al rojo blanco de enojo!
Una mirada, un gesto, una entonación de la voz, pueden tomarse
y utilizarse como una flecha de Satanás, para herir y envenenar el
corazón que está abierto para recibirla.
La persona que le da lugar al espíritu de enojo queda tan intoxi-
cada como aquel que ha llevado el vaso a sus labios.
Cristo considera el enojo como el asesinato... Las palabras apa-
sionadas tienen sabor de muerte para muerte. El que las pronuncia
no está cooperando con Dios para salvar a sus semejantes. En el
cielo esta conducta perversa se coloca en la misma lista con el len-
guaje soez. Mientras el odio permanezca en el alma no habrá ni una
partícula del amor de Dios en ella.—
Nuestra Elavada Vocacion, 237
(1901)
.
El malhumorado rara vez está contento
—Nadie puede redu-
cir tanto nuestra influencia como nosotros mismos cuando cedemos
ante nuestro mal humor. El que es malhumorado por naturaleza, no
sabe lo que es la verdadera felicidad, y rara vez está contento. Siem-
pre espera llegar a una situación más favorable o cambiar su entorno
para tener paz y reposo mental. Parece que su vida estuviera bajo el
peso de cruces gravosas y muchas dificultades; en cambio, si hubiera
dominado su mal humor y le hubiera puesto freno a su lengua, se po-
dría haber evitado muchas incomodidades. Es la “blanda respuesta”
la que “quita la ira”. La venganza jamás ha vencido a un enemigo.
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