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Mente, Cáracter y Personalidad 2
Para el corazón que llega a purificarse, todo cambia. La trans-
formación del carácter es para el mundo el testimonio de que Cristo
mora en el creyente. Al sujetar los pensamientos y deseos a la volun-
tad de Cristo, el Espíritu de Dios produce nueva vida en el hombre y
el hombre interior queda renovado a la imagen de Dios. Hombres
y mujeres débiles y errantes demuestran al mundo que el poder re-
dentor de la gracia puede desarrollar el carácter deficiente en forma
simétrica, para hacerlo llevar abundantes frutos.—
Historia de los
Patriarcas y Profetas, 175 (1917)
.
Los caracteres defectuosos a veces se heredan
—Entre los ni-
ños y jóvenes, hay que tratar con toda clase de caracteres, cuyas
mentes son impresionables. Muchos de los niños que asisten a nues-
tras escuelas no han tenido la debida preparación en el hogar. A
algunos se los dejaba hacer como querían; a otros se los criticaba y
desalentaba. Se les ha manifestado muy poca disposición placentera
y alegre; se les han dirigido muy pocas palabras de aprobación. Han
heredado los caracteres deficientes de sus padres, y la disciplina
del hogar no les ha ayudado en la debida formación del carácter.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 184; 149
(ed. ACES)
(1913).
Los defectos se fortalecen con los años
—Los niños aprenden
lecciones que son difíciles de desaprender. Cada vez que se los
somete a restricciones a las cuales no están acostumbrados, o se les
pide que se dediquen a estudiar con intensidad, recurren a sus poco
juiciosos padres en procura de simpatía y complacencia. De este
modo se fomenta un espíritu de inquietud y descontento, la escuela
en su conjunto sufre bajo esa influencia desmoralizadora, y la carga
del maestro resulta mucho más pesada. Pero la pérdida más grande
la sufren las víctimas de esa desorientación paterna. Los defectos
de carácter que un correcto adiestramiento podría haber corregido,
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permanecen así y se fortalecen con los años, para perjudicar y hasta
destruir la utilidad de su poseedor.—
The Review and Herald, 21 de
marzo de 1882
;
Fundamentals of Christian Education, 65
.
La complacencia desestabiliza el carácter
—En algunas fami-
lias, los deseos del niño son ley. Se le da todo lo que desea. Se
fomenta su disgusto por lo que no le gusta. Se supone que esas
complacencias lo hacen feliz, pero son esas mismas cosas las que
lo hacen desasosegado, descontento e imposible de satisfacer. La