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Función vital de las leyes de Dios
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podrán explicar jamás.—
The Review and Herald, 14 de septiembre
de 1886
.
3—Otras leyes
Ley de la acción obediente
—La actividad acrecienta la fuerza.
En el universo de Dios reina perfecta armonía. Todos los seres
celestiales están en constante actividad; y el Señor Jesús nos dio a
todos un ejemplo de la obra de su vida. Anduvo “haciendo bienes”.
Dios ha establecido la ley de la acción obediente. Todas las cosas
creadas ejecutan callada pero incesantemente la obra que les fue
señalada. El océano está en continuo movimiento. La naciente hierba
que hoy es y mañana es arrojada en el horno, cumple su encargo
vistiendo de hermosura los campos. Las hojas se mueven sin que
mano alguna las toque. El sol, la luna y las estrellas cumplen útil y
gloriosamente su misión.—
Notas Biográficas de Elena G. de White,
95, 96 (1915)
.
Dominio universal de la ley
—Toda la naturaleza se ilumina
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para aquel que aprende así a interpretar sus enseñanzas; el mundo es
un libro de texto; la vida, una escuela. La unidad del hombre con la
naturaleza y con Dios, el dominio universal de la ley, los resultados
de la transgresión, no pueden dejar de hacer impresión en la mente
y modelar el carácter.—
La Educación, 100 (1903)
.
Transgredir las leyes de la naturaleza es transgredir las le-
yes de Dios
—Una transgresión constante de las leyes de la natura-
leza es una transgresión constante de la ley de Dios. Si los hombres
hubieran sido siempre obedientes a los Diez Mandamientos, y hubie-
ran puesto en práctica en sus vidas los principios de esos preceptos,
no existiría la corriente de enfermedad que ahora inunda el mundo.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 8 (1890)
;
Counsels on
Health, 20
.
La transgresión produce sufrimiento mental y físico
—La na-
turaleza levanta su protesta contra toda transgresión de las leyes de
la vida. Soporta el abuso tanto como puede; pero finalmente llega
la retribución, y entonces sufren las facultades mentales y físicas.
Y el castigo no recae sólo sobre el transgresor; los efectos de la
complacencia se echan de ver en su descendencia, y de este modo el
mal pasa de una generación a la otra.