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Capítulo 66—Necesidades emocionale
Las razones de la existencia
—La ley de Dios es una ley de
amor. El nos rodeó de hermosura para enseñarnos que no estamos
en la tierra únicamente para mirar por nosotros mismos, para cavar y
construir, para trabajar e hilar, sino para hacer la vida esplendorosa,
alegre y bella por el amor de Cristo. Así como las flores, hemos de
alegrar otras vidas con el misterio del amor.—
El Discurso Maestro
de Jesucristo, 83 (1896)
.
El amor satisface las necesidades íntimas
—El amor debe ser
el principio que impulse a obrar. El amor es el principio fundamen-
tal del gobierno de Dios en los cielos y en la tierra, y debe ser el
fundamento del carácter del cristiano. Sólo esto puede habilitarlo
para resistir la prueba y la tentación.—
Palabras de Vida del Gran
Maestro, 29, 30; 28 (1900)
.
Cultiven el amor
—Hay que cultivar el amor a Dios y al prójimo,
porque es tan precioso como el oro. Necesitamos ahora representar
de la mejor manera posible el carácter de la religión pura e inconta-
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minada que, tanto por su naturaleza como por sus requerimientos, es
lo contrario del egoísmo. Un amor como el que Cristo ejemplificó
es incomparable; su valor supera al del oro, la plata o las piedras
preciosas. Debemos orar por el amor que Cristo poseía, y procurarlo.
El cristiano que lo posea tendrá un carácter que estará por encima
de las debilidades humanas.—
Carta 335, 1905
.
Todos necesitan amor
—La razón por la cual hay tantos hom-
bres y mujeres de corazón duro en nuestro mundo, es que el verda-
dero afecto ha sido considerado debilidad, y se lo ha desalentado y
reprimido. Lo mejor de la naturaleza de las personas de esta clase
ha sido pervertido y empequeñecido en la infancia, y a menos que
los rayos de la luz divina logren derretir su frialdad y la dureza
de su corazón egoísta, la felicidad de los tales está sepultada para
siempre. Si quisiéramos tener corazones tiernos, como el que tuvo
Véanse las secciones V (“La fuerza vigorizante de la vida”) y XI (“Problemas
emocionales”).
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