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Necesidades emocionales
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Jesús cuando estuvo sobre la tierra, y una simpatía santificada, como
la que tienen los ángeles por los mortales pecadores, cultivaríamos
la simpatía de los niños, que es la sencillez misma.—
Testimonies
for the Church 3:539 (1875)
.
El corazón: una fuente de amor
—Ni el Hno. K ni su esposa
tienen experiencia en hacer sacrificios en favor de la verdad, en ser
ricos en buenas obras, mediante el depósito de sus tesoros en el cielo.
No han ejercido cuidado, ni simpatía, ni paciencia con sus hijos
dependientes y amantes. Han consultado su propia conveniencia
egoísta. Sus corazones no han sido una fuente capaz de alimentar
surtidores vivientes de ternura y afecto. Al bendecir a los demás con
amables palabras de amor y actos de misericordia y benevolencia,
recibirán una bendición ellos mismos. Han sido muy estrechos en
el ámbito de su utilidad.—
Testimonies for the Church 2:649, 650
(1871)
.
El amor al yo destruye la paz
—Es el amor a uno mismo lo
que destruye nuestra paz. Mientras viva el yo, estaremos siempre
dispuestos a protegerlo contra los insultos y la mortificación; pero
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cuando hayamos muerto al yo y nuestra vida esté escondida con
Cristo en Dios, no tomaremos a pecho los desdenes y desaires.
Seremos sordos a los vituperios y ciegos al escarnio y al ultraje. “El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no
es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas
se goza en la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”.
1 Corintios 13:4-8
.—
El
Discurso Maestro de Jesucristo, 19 (1896)
.
La seguridad se basa en el pensamiento recto
—Debemos sen-
tir siempre el poder ennoblecedor de los pensamientos puros. La
única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues acerca
del hombre se nos dice: “Cual es su pensamiento en su alma, tal
es él”.
Proverbios 23:7
. El poder del dominio propio se acrecienta
con el ejercicio. Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil
con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan
a ser habituales. Si queremos, podemos apartarnos de todo lo vul-
gar y degradante y elevarnos hasta un alto nivel, donde gozaremos
del respeto de los hombres y del amor de Dios.—
El Ministerio de
Curación, 392 (1905)
.