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Mente, Cáracter y Personalidad 2
La falta de afecto produce depravación
—En las abominacio-
nes de los cananeos, el Señor presentó a Israel los resultados que
tiene la comunión con los espíritus malos; eran sin afectos natu-
rales, idólatras, adúlteros, asesinos y abominables por todos sus
pensamientos corrompidos y prácticas degradantes.—
Historia de
los Patriarcas y Profetas, 744 (1890)
.
El fruto de la malicia es la muerte
—El espíritu de odio y de
venganza tuvo su origen en Satanás, y lo llevó a dar muerte al Hijo
de Dios. Quienquiera que abrigue malicia u odio, abriga el mismo
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espíritu; y su fruto será la muerte. En el pensamiento vengativo yace
latente la mala acción, así como la planta yace en la semilla. “Todo
aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún
homicida tiene vida eterna permanente en él”.
1 Juan 3:15
.—
El
Discurso Maestro de Jesucristo, 51 (1896)
.
La necesidad de amistad
—Muchos podrían estar libres de las
influencias pecaminosas si estuvieran rodeados de buenas amistades
y si se les dirigieran palabras bondadosas y amables.—
Testimonies
for the Church 4:364 (1879)
.
Es natural que busquemos sociabilidad
—Es natural buscar
compañía. Cada uno hallará compañeros o los hará. Y la intensidad
de la amistad determinará la influencia que los amigos ejerzan unos
sobre otros, para bien o para mal. Todos tendrán amistades, influirán
en ellas y recibirán su influencia.
Es misterioso el vínculo que une los corazones humanos de
manera que los sentimientos, los gustos y los principios de dos
personas quedan íntimamente fusionados. Uno recibe el espíritu
del otro y copia sus modales y actos. Así como la cera conserva la
figura del sello, la mente retiene la impresión producida por el trato
y la asociación con otros. La influencia puede ser inconsciente, mas
no por eso es menos poderosa.—
Joyas de los Testimonios 1:585
(1881)
.
El hombre fue creado para la sociabilidad
—El Señor creó al
hombre para la sociabilidad, y es su propósito que estemos imbuidos
de la naturaleza bondadosa y amable de Cristo, y que por medio de
la amistad nos unamos en íntima relación como hijos de Dios, a fin
Véase el capítulo 57, “El odio y la venganza”.