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Los pensamientos habituales
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debieran disciplinarse cada día y mantenerse a punto, como la brúju-
la al polo. Toda persona debiera tener blancos y propósitos, y luego
hacer que cada pensamiento y acción contribuyan al cumplimiento
de aquello que se ha propuesto. Los pensamientos deben ser contro-
lados. Debe haber una firmeza de propósitos para realizar lo que se
ha emprendido.—
Nuestra Elavada Vocacion, 114 (1886)
.
Cómo adiestrar los pensamientos
—La verdadera disciplina
de la vida depende de cosas pequeñas. El adiestramiento de los
pensamientos es esencial.—
Manuscrito 76, 1900
.
El adiestramiento del corazón, el control de los pensamientos
en cooperación con el Espíritu Santo, pondrá nuestras palabras bajo
control. Esto es verdadera sabiduría, y le asegurará paz mental y
contentamiento. Habrá gozo en la contemplación de las riquezas de
la gracia de Dios.—
Carta 10, 1894
.
Los pensamientos correctos no surgen naturalmente
Delante de cada uno de nosotros hay una obra ferviente que hacer.
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Los pensamientos correctos, los propósitos puros y santos no nos
surgen naturalmente. Tenemos que luchar por ellos.—
The Review
and Herald, 28 de noviembre de 1899
.
Los pensamientos cautivos
—Si se pone la vida bajo el control
de la verdad, su poder será ilimitado. Los pensamientos estarán
sujetos a Jesucristo. Del tesoro del corazón se extraen palabras
apropiadas y adecuadas. En forma especial deberíamos guardar
nuestras palabras. Al escribirle a Timoteo, Pablo dijo: “Retén la
forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es
en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que
mora en nosotros”.
2 Timoteo 1:13, 14
.—
Manuscrito 130, 1897
.
La mente debe ser controlada con firmeza
—Los jóvenes de-
berían comenzar pronto a cultivar hábitos que les permitan pensar
correctamente. Deberíamos disciplinar la mente para que los pensa-
mientos recorran canales sanos, y no permitamos que se dediquen
a cosas malas. El salmista exclama: “Sean gratos los dichos de mi
boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca
mía, y redentor mío”.
Salmos 19:14
.
Mientras Dios obra en el corazón por medio del Espíritu Santo, el
hombre debe cooperar con él. Se deben sujetar los pensamientos; hay
que restringirlos, impedir que divaguen y se dediquen a contemplar
cosas que sólo debilitan y contaminan el alma. Los pensamientos