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Las dudas
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Falsas ideas acerca de Dios
—Satanás triunfa cuando puede
inducir a los hijos de Dios a la incredulidad y al desaliento. Se
regocija cuando nos ve desconfiar de Dios, dudando de su buena
voluntad y de su poder para salvarnos. Le agrada hacernos sentir
que el Señor nos hará daño por sus providencias.
Es la obra de Satanás representar al Señor como falto de com-
pasión y piedad. Tergiversa la verdad respecto a él. Llena la imagi-
nación de ideas falsas con relación a Dios; y en vez de espaciarnos
en la verdad respecto de nuestro Padre celestial, muchísimas ve-
ces fijamos la mente en las falsas representaciones de Satanás y
deshonramos a Dios desconfiando de él y murmurando contra él.
Satanás siempre procura presentar la vida religiosa como una
vida de tinieblas. Desea hacerla aparecer penosa y difícil; y cuando
el cristiano, por su incredulidad, presenta en su vida la religión bajo
este aspecto, secunda la falsedad de Satanás.—
El Camino a Cristo,
117 (1892)
.
Cierre la puerta de su corazón a las dudas
—Cuando venga
el diablo con sus dudas y sus incredulidades, cierre la puerta de su
corazón. Cierre los ojos para no ver su sombra infernal. Levántelos
para que puedan contemplar las cosas eternas, tendrá fortaleza en ca-
da momento. La prueba de su fe es mucho más preciosa que el oro...
la da valor para librar la batalla del Señor, “porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Efesios 6:12
.
Satanás reclama el mundo como suyo. Pretende que sea suyo.
Entonces, ¿le daremos lo que reclama? No. Yo soy propiedad de
otro. He sido comprada por precio, y mi tarea consiste en glorificar
a Dios en mi cuerpo y en mi espíritu. No tengo tiempo para hablar
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acerca de la incredulidad. Debo hablar acerca de la fe. Tengo que
fortalecer la fe por medio del ejercicio. Y entonces mi fe crecerá a
medida que me aventure basándome en las promesas de Dios, y así
puedo abarcar cada vez más.
Bendito, bendito Jesús. Lo amo porque es mi consuelo, mi espe-
ranza, mi oportunidad y mi recurso. No sólo para mí sino también
para ustedes como individuos. Quiero que usted se considere pro-
piedad suya. Ponga su rostro como pedernal y oriéntelo en dirección