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Mente, Cáracter y Personalidad 2
sometidas a los más bestiales apetitos, y Satanás prende alegremente
en sus redes a millares de personas que profesan ser discípulos de
Cristo.—
El Conflicto de los Siglos, 611, 612 (1911)
.
Lucifer deseaba tener el poder de Dios, no su carácter
Lucifer deseaba el poder de Dios, pero no su carácter. Buscaba
para sí el lugar más alto, y todo ser impulsado por su espíritu hará
lo mismo. Así resultarán inevitables el enajenamiento, la discordia
y la contienda. El dominio viene a ser el premio del más fuerte. El
reino de Satanás es un reino de fuerza; cada uno mira al otro como
un obstáculo para su propio progreso, o como un escalón para poder
trepar a un puesto más elevado.—
El Deseado de Todas las Gentes,
403 (1898)
.
[754]
La obcecación aparta de la ayuda divina
—Cuando Dios en-
vió a Moisés ante Faraón, éste tenía luz, pero la resistió, y cada
manifestación de resistencia acentuó su obcecación. ¿Le puso algún
freno Dios para que no pudiera volverse hacia la luz? No; manifestó
indiferencia ante la evidencia. La obcecación de Faraón se reveló
cuando recibió una luz que no quería aceptar.—
Manuscrito 15, 1894
.
Obstinación y rectitud de conciencia (llamado a reflexionar
a un hombre voluntarioso y engañado)
.—Al leer las cartas que
he enviado a Oakland, Ud. tendrá una idea de la obcecación del
hombre y su determinación a hacer lo que le agrada y seguir su
propio camino. No ha hecho caso de los consejos del Señor y ha
considerado que es seguro avanzar a la luz de las chispas que él
mismo ha encendido. Hará cualquier cosa para ser un siervo en
la causa, menos lo que el Señor le ha dicho que debe hacer. Si se
convierte en traidor como -----, sin duda seguirá insistiendo en que
lo ha hecho con mucha rectitud de conciencia.
Esta pretensión de hacer las cosas concienzudamente ha sido
bastante bien examinada y probada. Le hablo responsablemente
cuando le digo que tengo muy poca confianza en la rectitud de su
conciencia. Hay buena conciencia y mala conciencia, y este hombre
está totalmente engañado con respecto a sí mismo. Como conse-
cuencia de este engaño, hará muchas cosas que indicarán que su
propio espíritu no está en armonía con el Espíritu de Dios. Pero
él seguirá inconmovible, como una roca, al consejo, o a cualquier
método que no sea el suyo propio.—
Carta 48, 1892
.