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Cómo tratar con las emociones
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nuestro abogado. Todo lo que su mediación nos asegura es nuestro.—
El Ministerio de Curación, 388, 389 (1905)
.
Sonrisas y palabras animadoras
—Si observamos el lado lu-
minoso de las cosas, encontraremos energía suficiente para estar
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alegres y felices. Si sonreímos, recibiremos sonrisas en cambio; si
pronunciamos palabras agradables y animadoras, nos serán retribui-
das.
Cuando los cristianos parecen sombríos y deprimidos, como si
creyeran que no tienen ni un solo amigo, dan una impresión falsa
acerca de la religión. En algunos casos se ha albergado la idea de
que la alegría es incompatible con la dignidad del carácter cristiano;
pero esto no es verdad. El cielo es pura alegría.—
The Signs of the
Times, 12 de febrero de 1885
.
La alegría alumbra la senda
—Todos tenemos el deber de culti-
var la alegría en vez de espaciarnos en nuestras tristezas y problemas.
Muchos no sólo se vuelven desdichados por esto, sino que sacrifican
la salud y la felicidad en aras de su imaginación enfermiza. Suce-
den cosas desagradables a su alrededor, y su semblante muestra el
ceño constantemente arrugado, lo cual revela su descontento más
claramente que las palabras.
Esos sentimientos de depresión son muy dañinos para la salud,
porque perturban la función de la digestión y traban el proceso de
la nutrición. La ansiedad y la aflicción no pueden remediar un solo
mal, pero sí pueden causar mucho daño; en cambio, la alegría y la
esperanza, mientras iluminan la senda de los demás, “son vida a los
que las hallan, y medicina a toda su carne”.—
MeM 157 (1885)
.
La comida y las emociones
—Aprended de vosotros mismos lo
que debéis comer y qué clase de alimentos nutren mejor el cuerpo,
y luego seguid los dictados de la razón y de la conciencia. A la
hora de comer, desechad la congoja y las preocupaciones. No estéis
apresurados, sino comed lentamente y con alegría, con el corazón
lleno de gratitud hacia Dios por todas sus bendiciones. Y no os
dediquéis a la labor cerebral inmediatamente después de una comida.
Haced una moderada cantidad de ejercicio, y dad un poco de tiempo
al estómago para empezar su trabajo.—
Obreros Evangélicos, 256
(1892)
.
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El error impide el desarrollo mental
—Una vez que el error
ha tomado posesión de la inteligencia, ésta nunca podrá desarro-