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Mente, Cáracter y Personalidad 2
prejuicios y comparado la profecía escrita con los hechos que carac-
terizaban la vida de Jesús, habrían percibido una hermosa armonía
entre las profecías y su cumplimiento en la vida y el ministerio del
humilde Galileo.—
El Deseado de Todas las Gentes, 422, 423 (1898)
.
Las mentes disciplinadas tienen mayor poder de retención
Los hábitos de negligencia deben ser resueltamente vencidos. Mu-
chos piensan que es suficiente excusa para sus mayores errores
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el invocar su mente olvidadiza. ¿Pero no poseen ellos, lo mismo
que otros, facultades intelectuales? Entonces debieran disciplinar su
mente para que sea retentiva. Es un pecado olvidar, es un pecado
ser negligente. Si adquirís el hábito de la negligencia, puede ser que
descuidéis la salvación de vuestra propia alma y al fin halléis que no
estáis preparados para el reino de Dios.—
Palabras de Vida del Gran
Maestro, 293; 253 (1900)
.
La mente se adapta a las dimensiones de lo familiar
—Es una
ley de la mente que se estreche o se expanda de acuerdo con las
dimensiones de las cosas con las cuales llega a familiarizarse. Las
facultades mentales con toda seguridad se reducirán y perderán su
capacidad de captar el profundo significado de la Palabra de Dios,
a menos que se las ponga vigorosa y persistentemente a cumplir la
tarea de investigar la verdad.—
The Review and Herald, 17 de julio
de 1888
;
Fundamentals of Christian Education, 127
.
La mente se adapta a aquello en lo cual se espacia
—Una ley
del intelecto humano hace que se adapte gradualmente a las materias
en las cuales se le enseña a espaciarse. Si se dedica solamente
a asuntos triviales, se atrofia y se debilita. Si no se le exige que
considere problemas difíciles, con el tiempo pierde su capacidad de
crecer.
Como instrumento educador la Biblia no tiene rival. En la Pala-
bra de Dios, la mente halla temas para la meditación más profunda
y las aspiraciones más sublimes. La Biblia es la historia más ins-
tructiva que posean los hombres. Proviene directamente de la fuente
de verdad eterna, y una mano divina ha conservado su integridad y
pureza a través de los siglos...
En ella se desarrollan los grandes problemas del deber y del
destino. Se levanta la cortina que separa el mundo visible del mundo
invisible, y presenciamos el conflicto de las fuerzas encontradas del
bien y del mal, desde la entrada del pecado hasta el triunfo final