Página 55 - Mente, C

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Leyes que gobiernan la mente
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de la rectitud y de la verdad; y todo ello no es sino una revelación
del carácter de Dios. En la contemplación reverente de las verdades
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presentadas en su Palabra, la mente del estudiante entra en comunión
con la Mente infinita. Un estudio tal no sólo purifica y ennoblece el
carácter, sino que inevitablemente amplía y fortalece las facultades
mentales.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 647, 648 (1890)
.
Nos transformamos por la contemplación
—Hay una ley de la
naturaleza intelectual y espiritual según la cual modificamos nuestro
ser mediante la contemplación. La inteligencia se adapta gradual-
mente a los asuntos en que se ocupa. Se asimila lo que se acostumbra
a amar y a reverenciar. Jamás se elevará el hombre a mayor altura
que la de su ideal de pureza, de bondad o de verdad. Si se considera
a sí mismo como el ideal más sublime, jamás llegará a cosa más
exaltada. Caerá más bien en bajezas siempre mayores. Sólo la gracia
de Dios puede elevar al hombre. Si depende de sus propios recursos,
su conducta empeorará inevitablemente.—
El Conflicto de los Siglos,
611 (1888)
.
La ley del deseo sustituto
—Gran daño se hace por la falta de
firmeza y decisión. He conocido algunos padres que decían: No te
voy a dar esto o aquello, y después cedían pensando que habían sido
demasiado estrictos, y daban al niño justamente lo que al principio
le rehusaron. Así se provoca una herida que dura toda la vida. Es
una importante ley de la mente, que no debiera ser pasada por alto,
que cuando un objeto deseado es muy firmemente negado como
para quitar toda esperanza, la mente pronto dejará de anhelarlo, y
se ocupará de otras cosas. Pero mientras haya alguna esperanza
de obtener el objeto deseado, se hará un esfuerzo para lograrlo.—
Conducción del Niño, 266 (1882)
.
Las convicciones tratan de expresarse
—Es ley de Dios que
quien cree la verdad, tal como es en Jesús, la dará a conocer. Las
ideas y convicciones que alberga la mente tratarán de expresarse.
Todo aquel que da pábulo a la incredulidad y la crítica, todo el
que se sienta capaz de juzgar la obra del Espíritu Santo, difundirá
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el espíritu que lo anima. El hacerse sentir y oír, forma parte de la
naturaleza de la incredulidad, la infidelidad y la resistencia a la
gracia de Dios. La mente dominada por esos elementos siempre
estará luchando para abrirse paso y lograr adherentes. Todos los
que anden junto a un apóstata serán imbuidos de su espíritu de