Página 75 - Mente, C

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Capítulo 47—La higiene menta
Las facultades mentales dependen de la salud
—La salud es
una bendición cuyo valor pocos aprecian; no obstante, de ella de-
pende grandemente la eficiencia de nuestras facultades mentales y
físicas. Nuestros impulsos y pasiones tienen su asiento en el cuer-
po, y éste debe ser mantenido en la mejor condición física y bajo
las influencias más espirituales a fin de dar el mejor uso a nuestras
aptitudes. Todo lo que merma la fuerza física, debilita la mente y
la hace menos capaz de discernir entre el bien y el mal.—
Mensajes
para los Jóvenes, 233 (1912)
.
Todas las facultades pueden ser cultivadas
—Muchos no están
haciendo la mayor suma de bien, porque ejercitan el intelecto en
una dirección y descuidan de dar atención esmerada a aquellas
cosas para las cuales piensan que no se adaptan. Dejan así dormir
algunas facultades débiles, porque la obra que las ejercitaría, y por
consiguiente las fortalecería, no les agrada. Deben ejercitarse y
cultivarse todas las facultades de la mente. La percepción, el juicio,
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la memoria y todas las potencias del raciocinio deben tener igual
fuerza a fin de que la mente esté bien equilibrada.—
Joyas de los
Testimonios 1:290 (1872)
.
No descuidemos las facultades débiles
—Es agradable, pero no
muy provechoso, ejercer aquellas facultades que son por naturaleza
más fuertes, mientras descuidamos las débiles, que necesitan ser
fortalecidas. Las facultades más débiles deben recibir cuidadosa
atención, a fin de que todas las potencias del intelecto queden bien
equilibradas y hagan su parte como una maquinaria bien regulada.
Dependemos de Dios para la preservación de todas nuestras
facultades. En su relación con Dios, los cristianos se hallan en la
obligación de educar su mente de manera que todas las facultades
queden fortalecidas y se desarrollen más plenamente. Si descui-
damos esto, nunca alcanzarán aquellas el propósito para el cual
Véase el capítulo 42, “La mente y la salud”.
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