Página 77 - Mente, C

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La higiene mental
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Leyes inmutables
—Los hábitos físicos correctos promueven
la superioridad mental. El poder intelectual, la fuerza física y la
longevidad dependen de leyes inmutables.—
CRA 33 (1890)
.
La mente se fortalece cuando se la trata correctamente
Los que desempeñan cargos de confianza deben hacer diariamente
resoluciones de gran trascendencia. A menudo deben pensar con
rapidez, y esto sólo pueden hacerlo con éxito los que practican la
estricta templanza. La mente se fortalece con las facultades físicas
[460]
e intelectuales. Si el esfuerzo no es demasiado grande, cada nueva
tarea añade nuevo vigor.
No obstante, muchas veces el trabajo de los que tienen planes de
acción importantes que estudiar y decisiones no menos importantes
que tomar, queda siniestramente afectado por un régimen alimentario
impropio. El desarreglo del estómago perturba la mente. A menudo
causa irritabilidad, aspereza e injusticia. Más de un plan de acción
que hubiera podido ser beneficioso para el mundo se ha desechado;
más de una medida injusta, opresiva y aun cruel ha sido llevada a
cabo en consecuencia de un estado morboso proveniente de hábitos
dietéticos erróneos.—
El Ministerio de Curación, 238 (1905)
.
Hay que evitar el exceso de trabajo
—He oído acerca de mu-
chos obreros cuya salud se está quebrantando debido a la presión de
las cargas que llevan. Esto no tiene por qué ser así. Dios desea que
recordemos que somos mortales. No debemos abarcar demasiado en
nuestra obra. No debemos mantenernos bajo tal presión que nuestras
facultades físicas y mentales lleguen a agotarse. Se necesitan más
obreros a fin de quitar algunas de las cargas de los que ahora las
soportan pesadamente.—
El Evangelismo, 479 (1904)
.
Viviendo dos años en uno solo
—Al alumno que desea realizar
en un año el trabajo de dos años, no se le debe permitir salirse con
la suya. Pretender realizar un doble trabajo significa, para muchos,
recargar en exceso la mente y descuidar el ejercicio físico. No es ra-
zonable suponer que la mente puede asimilar una provisión excesiva
de alimento mental; y recargar la mente es un pecado tan grande
como recargar los órganos digestivos.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos, 282; 227 (1913)
.
El estudio excesivo debilita el dominio propio
—El exceso
[461]
Véase el capítulo 54, “El exceso de estudio”.