Página 114 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
obra desde el mismo comienzo del mensaje del tercer ángel. Estos
avanzaron paso a paso, y recibieron luz y verdad a medida que
avanzaban; soportaron una prueba tras otra, levantaron la cruz que
yacía directamente en su camino, y se esforzaron por conocer al
Señor cuyas salidas están dispuestas como el alba. Ud. y otros de
nuestros hermanos deben aceptar la verdad tal como Dios la ha
dado a los estudiosos de la profecía, que han sido guiados por una
experiencia genuina y viva, y han avanzado punto por punto y han
sido intensamente probados, hasta que la verdad ha llegado a ser
una realidad para ellos. La verdad, como rayos brillantes y cálidos,
ha salido de sus voces y de sus plumas, y ha ido a todas partes del
mundo; y aquello que para ellos fue una verdad probatoria, tal como
fue dada por los mensajeros delegados del Señor, es una verdad
probatoria para todos aquellos a quienes se proclama este mensaje.
El peso de la advertencia que el pueblo de Dios debe recibir
ahora, cerca y lejos, es el mensaje del tercer ángel. Y los que procuran
comprender este mensaje no serán guiados por el Señor para realizar
una aplicación de la Palabra que debilite el fundamento y derribe las
columnas de la fe que han hecho de los adventistas lo que hoy son.
Las verdades que se han ido revelando consecutivamente, a medida
que hemos avanzado en el ámbito de las profecías reveladas en la
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Palabra de Dios, son actualmente verdades sagradas y eternas. Los
que recorrieron el terreno paso a paso en la historia pasada de nuestra
experiencia, y que vieron la cadena de la verdad en las profecías,
estaban preparados para aceptar y obedecer cada rayo de luz. Oraban,
ayunaban, investigaban y cavaban en busca de la verdad tal como lo
hubieran hecho para encontrar tesoros ocultos, y el Espíritu Santo, lo
sabemos, nos enseñaba y nos guiaba. Se propusieron muchas teorías
que tenían una apariencia de verdad, pero estaban tan mezcladas con
pasajes bíblicos mal interpretados y mal aplicados, que conducían
a errores peligrosos. Sabemos muy bien cómo se estableció cada
rasgo de la verdad, y conocemos el sello puesto sobre la verdad por
el Espíritu Santo de Dios. Y durante todo el tiempo se oían voces
que decían: “Aquí está la verdad”, “Yo tengo la verdad; seguidme”.
Pero recibimos esta advertencia: “No vayáis en pos de ellos. No los
he enviado, sino que ellos han corrido”. Véase
Jeremías 23:21
.
La dirección del Señor fue evidente, y sus revelaciones de la
verdad fueron muy admirables. El Dios del cielo la estableció punto