Página 123 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Los tres ángeles y el otro ángel
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de la verdad que Dios ha dado a su pueblo a fin de que la proclamen
para este tiempo.
Según la instrucción que Dios me ha dado, los pasajes bíblicos
que Ud. ha entretejido, ni Ud. mismo los comprende plenamente.
Si los comprendiera, alcanzaría a ver que sus teorías derriban los
mismos fundamentos de nuestra fe.
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Hermano mío, he recibido muchos testimonios para corregir a
los que habían comenzado a recorrer el mismo camino por el que
Ud. va ahora. Esas personas estaban seguras de ser guiadas por Dios,
y acudieron con sus diferentes teorías a los diferentes ministros que
predicaban la verdad. Dije a esos pastores: “El Señor no está en esto;
no os dejéis engañar ni carguéis la responsabilidad de engañar a
otros”. En una reunión de reavivamiento tuve que hablar claramente
con respecto a los que en esta forma alejaban a otros de las sendas
correctas. He dado este mensaje mediante la pluma y la palabra:
“No vayáis en pos de ellos”.
El caso de un hombre que estaba por morir
La tarea más difícil que he tenido que realizar en relación con el
tema que nos ocupa, fue el trato con una persona que yo sabía que
deseaba seguir al Señor. Durante un tiempo pensó que recibía nueva
luz. Estaba gravemente enfermo, y no le quedaba mucho tiempo de
vida. ¡Cómo deseaba mi corazón que él no hiciera necesario que yo
le dijese lo que estaba haciendo! Aquellos a quienes presentaba sus
puntos de vista lo escuchaban ansiosamente, y algunos pensaban
que estaba inspirado. Había preparado un diagrama y utilizaba las
Escrituras en sus razonamientos para demostrar que el Señor vendría
en una fecha determinada, creo que en 1894. Muchas personas
consideraban que sus conceptos no tenían ni una falla. Hablaban de
sus poderosas exhortaciones presentadas desde su lecho de enfermo.
Contempló visiones maravillosas. ¿Pero cuál era la fuente de su
inspiración? Era la morfina que le administraban para aliviar sus
dolores.
En nuestra reunión de reavivamiento celebrada en Lansing, Mí-
chigan, justamente antes de ir a Australia, tuve que hablar claramente
con respecto a esta nueva luz. Dije a los hermanos que las palabras
que habían oído no eran la verdad de la inspiración. La luz maravi-