Página 145 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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¿Deberían los cristianos ser miembros de sociedades secretas?
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como el hacer, por su buena voluntad”.
Filipenses 2:12, 13
. Este es
el plan que Dios nos ha revelado para guiarnos en todos los planes
y propósitos de la vida. Pero mientras los hombres oran: “Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”
(
Mateo 6:10
), muchos rechazan los mismos medios por los cuales
Dios establecería su reino.
Cuando estén dispuestos a considerar todas las cosas como pér-
dida con tal de ganar a Cristo, sus ojos se abrirán y verán las cosas
tales como son. Entonces se alejarán de las atracciones terrenales y
se dirigirán hacia los valores celestiales. Entonces verán la verdadera
naturaleza de los placeres mundanos y egoístas que ahora consideran
en tan alta estima, y abandonarán las cosas que ahora aprecian tanto.
Todo el cielo os contempla a vosotros que pretendéis creer en las
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verdades más sagradas que hayan sido encomendadas a los mortales.
Los ángeles aguardan con ansia para colaborar con vosotros en la
obra por la salvación de las almas. ¿Rehusaréis este compañerismo
celestial a fin de mantener vuestra relación con una sociedad donde
no se honra a Dios, y donde se pisotean sus mandamientos? ¿Cómo
os habría podido ser traída la verdad si otros hubiesen sentido tan
poco interés en su promulgación como el que algunos de vosotros
manifestáis? La causa de Dios requiere nuestra ayuda a fin de ser
establecida sobre una base sólida, y para que la verdad pueda ser
llevada hacia nuevos campos, a los que están a punto de perecer.
¿Podéis vosotros, los que pretendéis ser hijos de Dios, rehusar ayu-
dar en esta obra? Con el fin de recibir intereses terrenos, ¿retendréis
vuestros medios en vez de depositarlos en la tesorería de Dios, y
descuidaréis vergonzosamente su obra? Resulta aflictivo considerar
lo que habría podido realizarse en la salvación de las almas si el
corazón y el servicio de quienes profesan creer la verdad se hubieran
entregado íntegramente a Dios. La obra se ha hecho en forma negli-
gente. Si el yo se hubiera ocultado en Cristo, los pecadores habrían
sido ganados para la verdad mediante métodos sabios e ingeniosos,
y hoy colaborarían con Dios.
Antes de que venga el tiempo cuando tengáis que rendir cuentas
a Dios, os insto a que prestéis atención a su palabra: “Haceos tesoros
en el cielo” (
Mateo 6:20
); (
Lucas 12:33
), y no en las sociedades
secretas. Considerad que hay un solo Propietario del universo, y
que cada hombre, con su tiempo, su inteligencia y sus recursos,