Página 160 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
los hombres célebres en el mundo, todos escucharon sus palabras.
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Tenían confianza en sus sencillas declaraciones y eran convencidos
de sus pecados. Le preguntaron: “¿Qué haremos?”
Lucas 3:14
...
El fervor es necesario
En esta época, justamente antes de la segunda venida de Cristo
en las nubes del cielo, el Señor llama a hombres que estén dispuestos
a ser fervorosos y a preparar a un pueblo para que espere el gran
día del Señor. Los hombres que han pasado largos períodos en el
estudio de los libros no están revelando en sus vidas ese ministerio
fervoroso que es esencial para este tiempo del fin. No dan un testi-
monio sencillo y directo. Los ministros y los estudiantes necesitan
la infusión del Espíritu de Dios. Los llamamientos realizados con
fervor y oración de parte de los mensajeros de almas íntegras crearán
convicciones. No se necesitará que hombres eruditos hagan esto,
porque ellos dependen más de la ilustración obtenida en los libros
que de su conocimiento de Dios y de Jesucristo a quien él ha envia-
do. Todos los que conozcan al Dios verdadero y viviente, también
conocerán a Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, y predicarán a
Jesucristo y a él crucificado...
¿Piensa alguien que los mensajes de amonestación no llegarán
hasta aquellos a quienes Dios reprocha? Los que son reprochados
pueden levantarse indignados y procurar acallar mediante la ley
al mensajero de Dios; pero al hacer esto no están poniendo la ley
sobre el mensajero sino sobre Cristo, quien dio el reproche y la
amonestación. Cuando los hombres ponen en peligro la obra y la
causa de Dios debido a su conducta equivocada, ¿no oirán la voz
de reproche? Si esto tuviera que ver únicamente con el que hace
el mal, si el daño no pasara de él, entonces él solo debería recibir
las palabras de amonestación; pero cuando su conducta provoca un
daño definido a la causa de la verdad, y pone en peligro a las almas,
Dios requiere que la advertencia se proclame con la misma amplitud
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que tiene el perjuicio que se ha realizado. Los testimonios no serán
obstaculizados. Las palabras de reproche y de advertencia, el claro
“así dice Jehová”, vendrán de los instrumentos señalados por Dios;
porque las palabras no se originan en el instrumento humano sino
que proceden de Dios, quien lo designó para que realizara su obra.