Página 189 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Normas generales para la remuneración de los obreros
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le presenta, por humilde que éste sea, será llamado a rendir cuenta a
Dios por su tiempo malgastado. Si piensa que no debe hacer nada
porque no se le paga la remuneración que desea, haga un alto y
piense que aquel día es el día del Señor. El es un siervo del Señor.
No debe desperdiciar su tiempo. Debería pensar: “Emplearé ese
tiempo en hacer algo útil, y daré todo lo que gane para promover la
obra de Dios. No seré contado entre los perezosos”.
Cuando una persona ama a Dios sobre todas las cosas y a su
prójimo como a sí mismo, no se detendrá a preguntarse si aquello
que puede hacer está produciendo entradas escasas o abundantes.
Hará el trabajo y aceptará la remuneración que se le ofrezca. No
dará un mal ejemplo al rechazar un trabajo porque no puede contar
con un sueldo tan elevado como el que piensa que debería recibir.
El Señor juzga el carácter de una persona a través de los princi-
pios que rigen su trato con sus semejantes. Si en las transacciones
comerciales comunes utiliza principios defectuosos, utilizará los
mismos en su servicio espiritual prestado a Dios. Los hilos están
entretejidos en toda su vida religiosa. Si tenéis demasiada dignidad
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para trabajar para vosotros mismos por una remuneración reducida,
entonces trabajad para el Maestro; entregad lo que recibáis a la teso-
rería del Señor. Dad una ofrenda de gratitud a Dios por conservaros
la vida. Pero por ningún motivo estéis ociosos (Manuscrito 156,
1897).
La remuneración debe ser proporcional al trabajo
Los caminos del Señor son justos y equitativos. Los obreros que
trabajan en los colegios deberían recibir un salario proporcional a las
horas que dedican al trabajo honrado y laborioso en esas institucio-
nes. No debería tratarse injustamente a ningún obrero. Si un hombre
o una mujer dedican todo su tiempo al colegio, deberían recibir una
remuneración en relación con el tiempo que el colegio recibe de
ellos. Si una persona emplea su mente, su trabajo y su fuerza para
soportar las cargas, debe recibir una remuneración proporcional al
valor de los servicios que presta a la institución. Deben mantenerse
la justicia y la verdad, no solamente por la reputación actual y fu-
tura del colegio, sino por nuestro propio beneficio personal desde