Página 214 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

210
Mensajes Selectos Tomo 2
deber. El Hijo unigénito de Dios se entregó a sí mismo a una muerte
ignominiosa en la cruz, ¿y deberíamos nosotros quejarnos a causa
de los sacrificios que se nos pide que realicemos?
Durante las horas que he permanecido despierta en la noche,
le he rogado al Señor que proteja a nuestros hermanos contra la
tendencia de aceptar ir aquí o allá bajo la condición de recibir un
sueldo un poco más elevado. Si van con espíritu de abnegación, y si
[236]
confían en el Señor, él fortalecerá su mente y su carácter, y como
resultado alcanzarán el éxito.
En el futuro nuestra obra tendrá que realizarse con abnegación
y espíritu de sacrificio aún mayores que los que hemos visto en el
pasado. Dios desea que le encomendemos nuestras almas para per-
mitirle que él trabaje mediante nosotros en una variedad de formas.
Estos asuntos me afectan intensamente. Hermanos, andemos con
mansedumbre y humildad, y demos un ejemplo de abnegación a
nuestros asociados. Si hacemos nuestra parte con fe, Dios abrirá
delante de nosotros caminos con los que ahora ni soñamos...
Si una persona propone algo que no está de acuerdo con los
principios de la abnegación sobre los que nuestra obra está basada,
recordemos que un golpe de la mano de Dios puede barrer todos los
beneficios aparentes, porque éstos no se buscaron para glorificar su
nombre (Manuscrito 12, 1913).
Haciendo frente a una emergencia
Si cuando estáis en apreturas financieras dejáis que vuestros
obreros competentes se vayan para establecerse por su cuenta, den-
tro de poco tiempo desearéis tenerlos de vuelta. El asunto de las
finanzas puede dirigirse muy bien si todos los obreros están dispues-
tos a recibir menos sueldo cuando escasean los recursos. Este es el
principio que Dios me reveló para que fuese practicado en nuestras
casas editoras. Habrá abundancia de trabajo y vuestra obra necesitará
a estos mismos hombres. ¿No deberíamos estar todos dispuestos a
restringir nuestros requerimientos en un momento cuando el dinero
escasea tanto?
Mi esposo y yo trabajamos guiados por este principio. Dijimos:
“La casa editora es una institución del Señor, de modo que economi-
zaremos y reduciremos nuestros gastos hasta donde sea posible”. El