23—Consejo a uno que planeaba dejar la obra de
Dios por razones de índole financiera
[
El 3 de noviembre de 1892, el gerente de una casa editora le
escribió a la Sra. E. G. de White para informarle que había decidido
salir de la institución para emplearse fuera de la obra denominacio-
nal, a causa de problemas financieros personales. No había logrado
vivir dentro de sus entradas, y se había endeudado con la institución
en un total de 1.244 dólares durante un período de ocho años. Y al
mismo tiempo tenía una deuda con el sanatorio. Ambas instituciones
le estaban pidiendo bondadosamente que pagase esas deudas. El
pensaba que bajo esas circunstancias encontraría justificación para
salir de la obra denominacional para buscar empleo afuera donde
pudiera ganar un sueldo más elevado, con la esperanza de pagar sus
deudas y con la perspectiva de no regresar nunca más para trabajar
en la causa de Dios. La siguiente carta constituye la respuesta de la
Sra. White.—
Los compiladores
.
]
Hermano mío, en su carta Ud. habla de salir de la administración
de la Review. Siento que Ud. esté dispuesto a alejarse de la obra de
Dios por las razones que aduce. Estas revelan que Ud. debe obtener
una experiencia mucho más profunda que la que ahora posee. Su fe
es muy débil. Otras familias más numerosas que la suya se mantienen
sin una palabra de queja con la mitad del sueldo que Ud. recibe.
Nosotros hemos estado en ese terreno, y por eso sé de qué estoy
hablando. Es evidente que, sea que permanezca en la administración
de la Review o se aleje de ella, Ud. tiene lecciones que aprender y
que serán del mayor interés para Ud. No me siento en libertad de
instarlo a quedarse, porque a menos que Ud. beba profundamente
de la Fuente de aguas vivas, su servicio no será aceptable para Dios.
[241]
No sé quién ocupará el cargo que quedará vacante si Ud. se va,
pero si se lleva a cabo la obra que el Señor se propone y desea que
se haga en favor de su iglesia en Battle Creek, estoy segura de que
él les ayudará a superar cualquier crisis. El no desea un servicio
forzado. A menos que las palabras del Señor sean admitidas en el
214