Página 237 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

Mensajes para la gente de edad avanzada
233
Los hombres que han puesto su confianza en Dios constituyen
un ejemplo, para los jóvenes que se relacionan con ellos, en pala-
bra, en espíritu y en principios. Estos fieles siervos de Dios deben
relacionarse con hombres jóvenes y unirse a ellos con el vínculo
del amor, porque ellos mismos han sido atraídos hacia los jóvenes
por las cuerdas del amor de Cristo.—
The Review and Herald, 20 de
marzo de 1900
.
Envejeciendo pero siempre testificando
ESTIMADO HNO. [G. I.] BUTLER,
... Deseo intensamente que los ancianos soldados, que han enca-
necido al servicio del Maestro, prosigan dando fielmente su testimo-
nio, para que los que son más jóvenes en la fe puedan comprender
[263]
que los mensajes que el Señor nos dio en el pasado son muy im-
portantes en esta etapa de la historia terrenal. Nuestra experiencia
pasada no ha perdido ni un ápice de su fuerza. Doy gracias al Señor
hasta por las expresiones más ínfimas de la Palabra Sagrada. Me
alegro porque las partes difíciles de nuestra experiencia no fueron
suprimidas.
Ud. no debe trabajar más de lo que le permiten sus fuerzas.
Supongo que nuestra experiencia cambiará en el futuro; pero creo
que tanto Ud. como yo, al envejecer en el servicio de Cristo, al
hacer su voluntad, estamos obteniendo una experiencia del valor
más elevado y del interés más intenso.
Los juicios del Señor están sobre la tierra. Debemos trabajar con
entera fidelidad, y poner todo nuestro ser en lo que hacemos a fin de
ayudar a otros a progresar hacia adelante y hacia arriba. Luchemos
con todo ímpetu. Estemos siempre listos para animar a los cansados
y abatidos. Podemos andar con seguridad únicamente en la medida
en que andemos con Cristo. Que ninguna cosa disminuya su valor.
Ayude a trabajar con fidelidad a los que se relacionan con Ud.
Espero encontrarme con Ud. en algunas de las reuniones que
celebraremos en el futuro. Ud. y yo nos encontramos entre los obre-
ros más antiguos que están vivos y que han mantenido su fe durante
largo tiempo. Si no llegáramos a estar vivos cuando nuestro Señor
venga, depondremos nuestra armadura con dignidad santificada, por
haber cumplido la tarea que se nos asignó. Hagamos con fe y es-