Seguridad para los que encaran la muerte
251
en sus promesas. Cree solamente, y veremos la obra de Dios.—
Carta
71, 1889
.
Battle Creek, Míchigan, 6 de diciembre de 1889
QUERIDA MARIA,
No te olvidamos, mi querida hija afligida. Cada día oramos
con mucho fervor por ti. Oro abundantemente. No olvidamos a los
hermanos [A. D.] Olsen y [J. G.] Matteson y a otros que están
atribulados. Oramos, y eso es todo lo que podemos hacer. Después
de ello te dejamos con humilde confianza en las manos de Aquel
que te ama con un amor más grande que el de una madre. Aférrate a
Jesús y confía enteramente en él, porque él te cuida y no retirará su
mano de ti, sino que te guiará él mismo.
Querida María, cuán agradable sería ver al Rey en su incompara-
ble hermosura y estar donde no hay dolor, ni aflicción, ni enfermedad,
ni tristeza. Siento claramente que saldremos victoriosos, y percibo
con nitidez que la comunicación está abierta entre Dios y tu alma.
Me parece indudable que tienes la Presencia Divina y que Jesús es
tu constante ayudador. El te ama; él te ama, y te contempla con una
ternura compasiva. No dudes de él ni por un instante. Encomiéndale
tu caso a él y ten fe en que él hará por ti aquello que es mejor para
tu interés eterno...
Oro fervorosamente por ti todo el día. El Señor vive, el Señor
escucha y contesta la oración. Mira hacia arriba, hija querida. Mira
hacia lo alto y ten ánimo; confía plenamente en el Señor, porque él
es tu axiliador, tu médico y tu Salvador.—
Carta 75, 1889
.
[284]
Battle Creek, Míchigan, 12 de febrero de 1890
QUERIDA MARIA,
Enferma, débil, solitaria, pienso en ti mientras estoy en tu misma
condición... María, el Ser mejor, más amante y compasivo, el mismo
Sol de Justicia, está brillando sobre ti. Mira hacia arriba; oh, mira
hacia arriba. Pienso que el descanso en el sepulcro no ha de ser
una cosa tan mala para mí. Estoy tan cansada, tan desanimada al
ver tanto egoísmo y tanto del espíritu y la obra de Satanás. Luego
contemplo a Jesús, y encuentro paz únicamente en él...