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Mensajes Selectos Tomo 2
La cirugía no es una negación de la fe
.—Tenemos el privile-
gio de utilizar todos los medios señalados por Dios de acuerdo con
nuestra fe, y luego confiar en Dios cuando hemos pedido el cumpli-
miento de la promesa. Si hay necesidad de practicar una operación
quirúrgica, y el cirujano está dispuesto a encargarse del caso, no
constituye una negación de la fe el llevar a cabo la operación. Des-
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pués que el paciente ha encomendado su voluntad a la voluntad de
Dios, confíese y acérquese al Gran Médico, al Poderoso Sanador, y
entréguese a él en perfecta confianza. El Señor honrará su fe en la
forma que considere mejor para la gloria de su nombre. “Tu guar-
darás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque
en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”.
Isaías 26:3, 4
.
(Manuscrito 67, 1899 [Manuscrito General]).
Jesús guió sus manos
.—¿Quién ha estado a su lado mientras Ud.
llevaba a cabo esas operaciones críticas? ¿Quién lo ha mantenido
sereno y dueño de sí mismo en las crisis, y le ha proporcionado
un rápido y agudo discernimiento, una clara visión, nervios firmes
y hábil precisión? El Señor Jesús ha enviado a su ángel a su lado
para indicarle qué debía hacer. Una mano ha descansado sobre su
mano. Jesús, no Ud., ha guiado los movimientos de su instrumento.
A veces Ud. ha comprendido esto y lo ha invadido una maravillosa
serenidad. No se atrevía a apresurarse, y sin embargo ha trabajado
rápidamente sabiendo que no había tiempo que perder. El Señor lo
ha bendecido enormemente.
Testimonies for the Church 8:187, 188
[Al director médico del hospital de Battle Creek; 1899].
Cuando Ud. buscaba a Dios en sus operaciones difíciles, los
ángeles estaban presentes a su lado, y las manos de ellos aparecían
como las manos de Ud. realizando la tarea con una exactitud que
sorprendía a quienes la presenciaban.
Carta 73, 1899
[Al médico a
quien se alude en el párrafo anterior].
El Vigilante Divino al lado del médico
.—Cristo es el médico
misionero más grande que ha existido. Nunca pierde un caso. Sabe
cómo proporcionar fuerzas y dirección a los médicos que trabajan
en esta institución. Está junto a ellos mientras llevan a cabo sus
difíciles operaciones quirúrgicas. Sabemos que esto es así. El ha
salvado vidas que se habrían perdido si el bisturí se hubiera desviado
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