El empleo de remedios
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prevención vale más que una libra de cura (Manuscrito 86, 1897
[Manuscrito General, “Los principios de la reforma pro salud”,
escrito en Cooranbong, Australia]).
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Remedios sencillos en el programa del sanatorio
He recibido abundante instrucción concerniente a la ubicación
de los sanatorios. Deberían distar unos pocos kilómetros de las ciu-
dades grandes. Deberían adquirirse los terrenos necesarios. Habría
que cultivar frutas y verduras, y los pacientes deberían ser estimula-
dos para que trabajen al aire libre. Muchas personas que sufren de
enfermedades pulmonares podrían curarse si vivieran en un clima
donde pudieran estar al aire libre la mayor parte del año. Muchos
que han muerto de consunción podrían haber vivido si hubieran
respirado más aire puro. El aire fresco del exterior constituye una
medicina sanadora, y no produce efectos posteriores perjudiciales...
Habría sido mejor que las drogas se hubiesen mantenido desde
el principio fuera de nuestros sanatorios, y que se hubiesen utili-
zado los remedios sencillos como el agua pura, el aire puro, el sol
y algunas de las hierbas sencillas que crecen en el campo. Estos
serían tan eficaces como las drogas que se utilizan con nombres
misteriosos, mixturadas por la ciencia humana. Y no producirían
efectos perjudiciales posteriores en el organismo.
Miles de personas afligidas por la enfermedad podrían recuperar
su salud si, en lugar de depender de la farmacia para conservar su
vida, descartasen todas las drogas, y viviesen con sencillez, sin utili-
zar té, café, licor ni especias, que irritan el estómago y lo dejan débil
e incapaz de digerir sin la ayuda de estimulantes aun los alimentos
más sencillos. El Señor quiere hacer brillar su luz con toda claridad
para todos los que son enfermizos y están débiles (Manuscrito 115,
1903 [Manuscrito General concerniente a la obra de los sanatorios]).
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