Página 300 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
dieta en caso de enfermedad. Todos deberían saber qué hacer por sí
mismos. Pueden llamar a alguien que entienda de enfermería, pero
cada uno debería tener un conocimiento cabal de la morada en que
vive. Todos deberían saber qué hacer en caso de enfermedad.
Si yo estuviera enferma, no estaría más dispuesta a llamar a un
médico practicante de la medicina en general de lo que estaría a
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llamar a un abogado
No tocaría sus remedios secretos, a los que
dan nombres en latín. Estoy decidida a saber, en claro inglés, el
nombre de cada cosa que introduzca en mi organismo.
Los que convierten la ingestión de drogas en una práctica, pecan
contra su inteligencia y ponen en peligro toda su vida futura. Hay
hierbas que son inofensivas, cuyo uso ayudará a superar muchas
dificultades aparentemente serias. Pero si todos se preocupasen de
tener un conocimiento aceptable de sus necesidades corporales,
la enfermedad sería rara en vez de ser tan común. Una onza de
La Sra. White se refiere aquí al “practicante general” de 1897, en las regiones apar-
tadas de Australia, desde donde escribió estas palabras. El lector debe recordar que, hasta
la segunda década del siglo veinte, la preparación de los médicos no estaba sometida,
en general, a regulaciones, y con frecuencia era escasa. Con frecuencia se trataba de
aprendices respaldados, en el mejor de los casos, por un corto período de preparación en
una escuela de medicina más o menos ortodoxa. La profesión médica carecía de normas
bien establecidas. El recurso principal en las medicaciones del médico ordinario consistía
en drogas tóxicas, a menudo prescriptas en grandes dosis.
Los hechos siguientes demuestran positivamente que las declaraciones de la Sra. White
no deberían utilizarse para descalificar la labor de los médicos de formación seria y que
practican concienzudamente su profesión:
1. Sus numerosas declaraciones acerca de la elevada vocación y las serias responsabilida-
des del médico.
2. Su práctica de consultar a médicos calificados, según testimonios de documentos publi-
cados y de miembros de su familia.
3. Su consejo a una obrera asociada que estaba enferma, instándola a que “dejara que
los médicos” “hiciesen [por ella] lo que debía hacerse” (véanse las p. 287-332 de este
volumen), y a que comiera, “porque su médico terrenal quiere que coma” (pp. 289).
4. Sus numerosos consejos dirigidos a médicos practicantes, presentados en
El ministerio
de curación, Counsels on Health
[Consejos sobre la salud]
y Medical Ministry
[El minis-
terio médico].
5. La dirección procedente de su pluma en el establecimiento de una facultad de medicina
en Loma Linda, destinada a proporcionar “una educación médica que capacite” a sus
egresados “para aprobar los exámenes requeridos por la ley a todos los que se desempe-
ñan como médicos adecuadamente calificados” (Elena G. de White, Manuscrito 7, 1910
[publicado en el Pacific Union Recorder, 3 de febrero de 1910]). (Véase
The Story of Our
Health Message
[La historia de nuestro mensaje de salud], pp. 386; 1955).