Cómo utilizó E. G. de White los recursos medicinales
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temperancia y de buenas obras para los demás.
Carta 12, 1888
[A un
ministro de la costa occidental de los EE. UU.].
El café como medicina
.—Que yo sepa, no he bebido una taza
de café genuino durante veinte años; solamente, como he dicho,
[348]
durante mi enfermedad bebí, como medicina, una taza de café bien
cargado y mezclado con un huevo crudo.
Carta 20, 1882
[A unos
amigos].
Jugo de uva y huevos
.—Se me ha dicho que Ud. está dañando
su cuerpo porque tiene un régimen de alimentación empobrecido...
Lo que lo ha hecho sufrir tanto es la falta de un alimento apropiado.
Ud. no ha tomado el alimento indispensable para nutrir sus débiles
fuerzas físicas. No debe privarse de alimento bueno y sano... Consi-
ga huevos de gallinas sanas. Utilícelos cocidos o crudos. Mézclelos
con el mejor vino sin fermentar que pueda conseguir. Esto le pro-
porcionará a su organismo lo que necesita... Los huevos contienen
propiedades que son de valor medicinal para contrarrestar los ve-
nenos.
Counsels on Diet and Foods, 203, 204
[Al Dr. D. H. Kress,
1901].
Aprobación de procedimientos médicos progresistas
Transfusión de sangre
.—Hay una cosa que ha salvado vidas: la
transfusión de sangre de una persona a otra; pero puede ser difícil
y tal vez imposible que Ud. pueda hacerla. Tan sólo la sugiero.
Medical Ministry, 286, 287
[Al Dr. D. H. Kress].
La vacunación
.—[Véase la nota de pie de página.
[349]
Vacunación contra la viruela:
El 12 de junio de 1931 el Hno. D. E. Robinson, uno
de los secretarios de la Sra. White, escribió lo que sigue acerca de la actitud de la Sra.
White hacia la vacunación:
“Ud. pide información definida y concisa concerniente a lo que la Hna. White escribió
acerca de la vacunación y del suero.
“Es posible contestar brevemente esta pregunta, porque hasta donde tenemos registro, ella
no se refirió a estas cosas en ninguno de sus escritos.
“Sin embargo, le interesará saber que una vez cuando había una epidemia de viruela en
la región, ella misma fue vacunada, e instó a sus colaboradores, los que trabajaban con
ella, a que se vacunaran. Al dar este paso, la Hna. White reconoció el hecho de que ha
sido demostrado que la vacuna inmuniza contra la viruela o bien atenúa enormemente sus
efectos si es que se la contrae. Reconoció también el peligro de contagiar a otros si no se
tomaba esta precaución. [Firmado] D. E. Robinson”.