Página 359 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Curaciones milagrosas
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Un caso de curación
Se me presentó el caso del pastor ____________. Lo enviaron a
buscar de un lugar distante 120 km para que orara por una hermana
enferma que pedía su ministerio, siguiendo las enseñanzas de San-
tiago. Fue a verla y oró por ella fervorosamente, y ella también oró;
ella creía que el pastor era un hombre de Dios, un hombre de fe. Los
médicos habían pronosticado que moriría de consunción. Pero fue
sanada inmediatamente. Se levantó y preparó comida, cosa que no
había hecho durante diez años. Pero ese pastor era una persona vil;
su vida estaba corrompida; y sin embargo se había realizado una
gran obra, y él se atribuyó toda la gloria a sí mismo.
Nuevamente me fue presentada la escena mencionada antes. Vi
que esa mujer era una verdadera discípula de Cristo, y que su fe
había sido lo que la había sanado. Vi las oraciones de ambos: Una era
brumosa, oscura y cayó hacia abajo; la otra oración estaba mezclada
con luz o con puntitos que me parecían como diamantes, y se elevaba
hacia arriba, hacia Jesús, y él la envió a su Padre como un suave
incienso; y en respuesta, un rayo de luz fue enviado inmediatamente
a la mujer afligida, quien revivió y se fortaleció bajo su influencia. El
ángel dijo: “Dios reunirá cada partícula de fe genuina y sincera; serán
reunidas como diamantes, y ciertamente producirán una respuesta; y
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Dios separará lo que es precioso de lo que es vil. Y aunque soporta
con paciencia al que es hipócrita y pecador, éste será descubierto
finalmente. Y aunque por un tiempo florezca como el laurel junto al
que es honrado, no obstante llegará el tiempo cuando se manifestará
su locura y será puesto en confusión.—
Carta 2, 1851
.
Cuando la curación no es lo mejor
Conocemos casos cuando el Señor ha colocado sobre sus hijos la
preocupación por una persona enferma, y ellos han orado fervorosa-
mente por su recuperación y han supuesto que tenían el derecho de
reclamar el cumplimiento de la promesa, y sin embargo el enfermo
ha muerto. El Señor, quien ve el fin desde el principio, comprendió
que si él obraba mediante su poder para curarlo, se interpretaría mal
la voluntad divina.