Las columnas de nuestra fe
397
Esta situación proseguirá durante todo el tiempo que el mun-
do dure. Quien haya sido un estudiante serio de la Biblia verá y
comprenderá la posición solemne de aquellos que viven durante las
escenas finales de la historia terrena. Sentirá su propia ineficacia y
debilidad, y hará que su primera preocupación consista no solamente
en una forma de piedad sino en una relación vital con Dios. No se
atreverá a descansar hasta que Cristo se haya formado interiormente
como la esperanza de gloria. El yo morirá, el orgullo será expeli-
do del alma, y poseerá la humildad y la mansedumbre de Cristo
(Manuscrito 28, 1890).
Ninguna nueva organización
Después que pasó el tiempo cuando esperábamos la venida de
Cristo, Dios confió a sus seguidores fieles los principios preciosos
de la verdad presente. Estos principios no se dieron a los que no
habían tenido parte en la predicación de los mensajes del primero y
segundo ángeles. Se dieron a los obreros que habían participado en
la causa desde el comienzo.
[449]
Los que pasaron por estas experiencias deben ser tan firmes co-
mo una roca en su apego a los principios que nos han convertido en
adventistas del séptimo día. Deben ser obreros juntamente con Dios
al confirmar el testimonio y al afirmar la ley entre sus discípulos.
Los que participaron en el establecimiento de nuestra obra sobre
un fundamento de verdad bíblica, los que conocen los postes indi-
cadores que han señalado el camino correcto, deben considerarse
como obreros del valor más elevado. Cuando hablan de las verdades
que les han sido confiadas, lo hacen basándose en una experiencia
personal. Estos hombres no deben permitir que su fe se cambie en
infidelidad, ni deben permitir que el estandarte del tercer ángel sea
arrebatado de sus manos. Deben mantener firmes hasta el fin su
confianza del principio.
El Señor ha declarado que la historia del pasado se repetirá
cuando entremos en la obra final. Hay que proclamar ante el mundo
todas las verdades que él ha dado para estos últimos días. Hay
que fortalecer cada pilar que él ha establecido. Ahora no podemos
alejarnos del fundamento que Dios ha colocado. No podemos entrar