Página 402 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
en ninguna nueva organización, porque esto significaría apostatar de
la verdad (Manuscrito 129, 1905).
No necesitamos temer
No hay necesidad de dudar ni de temer que la obra no tenga
éxito. Dios encabeza la obra y él pondrá en orden todas las cosas.
Si hay que realizar ajustes en la plana directiva de la obra, Dios se
ocupará de eso y enderezará todo lo que esté torcido. Tengamos fe
en que Dios conducirá con seguridad hasta el puerto el noble barco
que lleva al pueblo de Dios.
Cuando viajé desde Portland, Maine, hasta Boston, hace muchos
años, nos sobrecogió una tormenta, y las grandes olas nos llevaban
de un lado a otro. Los candelabros se desprendieron y cayeron, y
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los baúles rodaban de un lado a otro, como pelotas. Los pasajeros
estaban aterrorizados y muchos gritaban porque esperaban la muerte.
Después de un tiempo, el piloto subió al puente. El capitán
permaneció cerca del piloto mientras éste se ocupaba del timón, y
expresó sus temores acerca del rumbo que se imprimía al barco.
“¿Quiere Ud. tomar el timón?”, preguntó el piloto. El capitán no
estaba dispuesto a hacer tal cosa, porque sabía que carecía de la
experiencia necesaria.
Luego algunos de los pasajeros se inquietaron y dijeron que te-
mían que el piloto hiciera que se estrellaran contra las rocas. “¿Quie-
ren Uds. tomar el timón?”, preguntó otra vez el piloto; pero ellos
sabían que no podían manejar el timón.
Cuando penséis que la obra corre peligro, orad: “Señor, dirige
el timón. Ayúdanos a salir de la perplejidad y llévanos a salvo al
puerto”. ¿No tenemos razón para creer que el Señor nos hará salir
triunfantes?
Algunos trabajan en la obra desde hace largo tiempo. He co-
nocido a algunos de vosotros durante treinta años. Hermanos, ¿no
hemos visto sobrevenir una crisis tras otra en la obra, y el Señor no
nos ha llevado en salvo a través de ella y no ha obrado para gloria
de su nombre? ¿No podéis creer en él? ¿No podéis encomendarle
la causa a él? Con vuestra mente finita no podéis comprender el
funcionamiento de todas las providencias de Dios. Dejad que Dios