Página 434 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

Capítulo 2
Los seres humanos crean apetitos antinaturales al complacer el
hábito de consumir alimentos condimentados en demasía, especial-
mente carnes con salsas fuertes, y al ingerir bebidas estimulantes
como el té y el café. El organismo se afiebra, los órganos de la diges-
tión se dañan, las facultades mentales se entorpecen, y las pasiones
interiores se excitan y predominan sobre las facultades más nobles.
El apetito se torna más antinatural y más difícil de ser dominado. La
circulación de la sangre es irregular y el fluido vital se torna impuro.
Todo el organismo queda perturbado, las exigencias del apetito se
hacen más irrazonables, y éste desea intensamente cosas excitantes
y perjudiciales, hasta que se deprava por completo.
En muchas personas, el apetito exige el tabaco repugnante y
la cerveza fuerte, enriquecida por mixturas venenosas y destructo-
ras de la salud. Muchos no se detienen ni aun aquí. Sus apetitos
pervertidos piden bebidas más fuertes, que ejercen un efecto más
perturbador aún sobre el cerebro. Así es como se entregan a toda
clase de excesos, hasta que el apetito ejerce un completo control
sobre la mente; y el hombre formado a la imagen de su Creador se
rebaja a un nivel inferior al de las bestias. La virilidad y el honor son
igualmente sacrificados en el altar del apetito. Se requirió tiempo
para entorpecer las sensibilidades de la mente. Esto se llevó a cabo
gradual pero seguramente. La complacencia del apetito que exigía
primero alimento muy condimentado, creó un apetito mórbido y
preparó el camino para toda clase de complacencia, hasta que la
mente y el intelecto fueron sacrificados a la concupiscencia.
Muchas personas se han casado sin haber adquirido una propie-
dad, y sin haber recibido una herencia. No poseían fortaleza física o
energía mental para adquirir una propiedad. Y han sido precisamente
éstos los que han tenido apuro por casarse, y los que han asumido
responsabilidades cuya importancia desconocían. No poseían senti-
mientos nobles y elevados, ni tenían idea de lo que era el deber de
esposo y padre, y de lo que les costaría satisfacer las necesidades
430