Página 458 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
los parientes se admiran de los incomprensibles designios de la
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Providencia, que se lleva a una madre cuando precisamente es más
útil, en un momento cuando los hijos tanto necesitan sus cuidados.
Cometen una injusticia con nuestro Padre celestial bueno y sabio
cuando arrojan sobre él el peso de este dolor humano. El cielo quería
que esa madre viviera, y su muerte prematura deshonró a Dios.
Los malos hábitos de la madre y su desatención de las leyes que
gobernaban su ser fueron los que la enfermaron. Y los remedios de
moda del médico, introducidos en el organismo, pusieron fin a su
existencia y dejaron a una familia desvalida, agobiada y sin madre.
Las drogas prescriptas por el médico no siempre producen este
resultado. Los enfermos que toman esas drogas venenosas parecen
recuperar la salud. Algunos tienen suficiente fuerza vital de la que
la naturaleza puede echar mano como para expulsar el veneno del
organismo a fin de que el enfermo se recupere tras un período
de descanso. Pero no debe darse crédito a las drogas ingeridas,
porque su único efecto consistió en estorbar los esfuerzos de la
naturaleza. Todo el crédito hay que darlo al poder de restauración
de la naturaleza.
Aunque el enfermo se recupere, el poderoso esfuerzo realizado
por la naturaleza a fin de vencer el efecto del veneno, perjudicó
la constitución y acortó la vida del paciente. Hay muchos que no
mueren debido a la influencia de las drogas, pero hay muchísimos
que quedan convertidos en ruinas inútiles, en seres que sufren sin
esperanza, melancólicos y miserables, que son una carga para sí
mismos y para la sociedad.
Si los que toman esas drogas fuesen los únicos que sufren, enton-
ces el mal no sería tan grande. Pero los padres no sólo pecan contra
ellos mismos al tomar drogas venenosas, sino que también pecan
contra sus hijos. Su sangre viciada, el veneno distribuido en todo
el organismo, la constitución quebrantada y diversas enfermedades,
como resultado de las drogas venenosas, son transmitidos a sus des-
cendientes, y éstos los reciben como una herencia desdichada; todo
esto constituye otra gran causa de la degeneración de la humanidad.
Los médicos, al administrar sus drogas venenosas, han contri-
buido mucho a desmejorar el valor físico, mental y moral de la
humanidad. Dondequiera que vayáis encontraréis deformidad, enfer-
medad e imbecilidad; y estos males, en muchísimos casos, pueden