La doctrina de la “carne santificada”
43
por el padre de toda mentira, y disfrazadas como estaba la serpiente
de brillantes colores utilizada por Satanás como medio de engañar
a nuestros primeros padres. Así es como Satanás procura colocar
su impronta sobre la obra que Dios desea que permanezca con toda
pureza.
El Espíritu Santo no tiene nada que ver con ese desorden pertur-
bador y esa barahúnda que me fueron mostrados en enero pasado.
Satanás trabaja en medio del estruendo y de la confusión produci-
da por esa clase de música, la cual, si fuera dirigida debidamente,
serviría para alabar y glorificar a Dios. El diablo hace que tenga el
mismo efecto que la mordedura ponzoñosa de la serpiente.
Las cosas que han ocurrido en el pasado también acontecerán
en el futuro. Satanás convertirá la música en una trampa debido a
la forma como es dirigida. Dios exhorta a su pueblo, que tiene la
luz ante sí en la Palabra y los testimonios, a que lea y considere, y
luego que obedezca. Se han dado instrucciones claras y definidas
a fin de que todos comprendan. Pero la comezón que experimen-
tan ciertas personas por originar alguna cosa nueva, determina el
surgimiento de doctrinas extrañas, y destruye en gran medida la
influencia de aquellos que podrían ser un poder para realizar el bien,
si mantuvieran firme su confianza en la verdad que el Señor les ha
dado.
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a
las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la
palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión
y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos noso-
tros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo
sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por
los que oyeron”.
Hebreos 2:1-3
. “Mirad, hermanos, que no haya en
[44]
ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse
del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre
tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca
por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de
Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza
del principio”.
Hebreos 3:12-14
.
Hnos. Haskell, debemos colocarnos todas las piezas de la arma-
dura, y después de haber hecho nuestra parte, debemos permanecer
firmes. Se nos ha designado como defensores del Evangelio, y de-