Página 494 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
el gusto y el orden. La conversación, las obras y los negocios de
estas almas engañadas guardan una estrecha relación con la ropa que
llevan. Son descuidadas, y a veces tienen una conversación rastrera
en sus hogares, entre sus hermanos y ante el mundo. La ropa de
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una persona y la forma como se la lleva generalmente se consideran
como un exponente de su personalidad. Los que son descuidados y
desaliñados en su manera de vestir, difícilmente tienen una conver-
sación elevada, y poseen sentimientos muy poco refinados. Algunas
veces consideran como humildad la rudeza y la vulgaridad.
Cristo representa a sus seguidores como la sal de la tierra y la luz
del mundo. Sin la influencia salvadora del cristianismo, el mundo
perecería en su propia corrupción. Considerad la clase de cristianos
profesos de que hemos hablado, los que son descuidados en su ropa
y su persona, y son informales en sus negocios, tal como lo indica
su vestimenta; son, además, vulgares y descorteses, sus modales son
ásperos y su conversación es rastrera. Y al mismo tiempo consideran
esos lastimosos rasgos como distintivos de verdadera humildad y de
vida cristiana. ¿Pensáis que si el Salvador estuviera aquí en la tierra
los designaría como la sal de la tierra y la luz del mundo? ¡No, nunca!
Los cristianos tienen una conversación elevada, y aunque creen que
es un pecado practicar la necia adulación, son corteses, bondadosos y
benevolentes. Sus palabras encierran sinceridad y verdad. Son fieles
en sus negocios con sus hermanos y con el mundo. En su vestimenta
evitan todo lo que sea superfluo y la ostentación, pero su ropa es
limpia; no es llamativa sino modesta, y la llevan con orden y gusto.
Hay que tener cuidado especial de vestirse de tal modo que se
manifieste una sagrada consideración por el santo sábado y el culto
de Dios. La línea que establece una separación entre esta clase de
personas y el mundo será demasiado evidente para ser confundida.
La influencia de los creyentes será diez veces mayor si los hombres
y las mujeres que abrazan la verdad, que antes han sido descuidados
y negligentes en sus hábitos, llegan a ser tan elevados y santificados
por la verdad que en adelante manifiestan hábitos de pulcritud y
orden, y buen gusto en su manera de vestir. Nuestro Dios es un Dios
de orden y no le agrada la distracción, la suciedad ni el pecado.
Los cristianos no deberían tratar de convertirse en objetos de
curiosidad por vestirse en forma diferente de la del mundo. Pero si
de acuerdo con su fe y con su deber de vestirse en forma modesta